Al ser circular, podríamos empezar el circuito en cualquier punto, aunque preferimos hacerlo en el parque forestal de Zabalgana, al oeste de Vitoria-Gasteiz. Rodeado de parcelas agrícolas, un polígono industrial y el creciente barrio de Zabalgana, el parque es un ejemplo de recuperación de un entorno natural amenazado por la degradación. Praderas, lagunas y un bosque de quejigo se alternan en el agradable espacio.
Capital de Álava y de la Comunidad Autónoma Vasca, Vitoria-Gasteiz está situada en la Llanada alavesa, en el centro del territorio histórico. Es una ciudad eminentemente administrativa y de servicios, pues los órganos institucionales más importantes de la CAV se encuentran aquí: El Palacio de Ajuria Enea (la residencia oficial del Lehendakari) y la sede del Gobierno Vasco en Lakua, además del propio Parlamento Vasco.
El Casco Antiguo de Vitoria-Gasteiz conserva el trazado medieval en forma de almendra que le dieron hace más de ocho siglos, cuando Sancho VI «El Sabio» fundó la villa. El casco antiguo se asienta sobre una colina presidida por la Catedral de Santa María. Este templo gótico está siendo objeto de grandes restauraciones y excavaciones arqueológicas que pueden ser visitadas. Junto a la Catedral de Santa María, las torres de las iglesias de San Miguel, San Vicente y San Pedro forman el perfil más conocido de la ciudad.
Sus calles recuerdan a los oficios artesanos que se asentaban allí: Correría, Herrería, Zapatería, Cuchillería, Pintorería… Dichas calles albergan los edificios más antiguos y singulares de la ciudad. Detrás de la catedral, por ejemplo, se encuentra el Portalón, una bella posada medieval de ladrillos, y la Torre de los Anda.
Pero Vitoria-Gasteiz es, ante todo, una ciudad monumental. Es la capital vasca que mejor conserva su casco histórico medieval, declarado conjunto monumental en 1997. El casco antiguo mantiene íntegro su trazado gótico con sus estrechas callejuelas repletas de notables edificios y palacios medievales y renacentistas.
En la zona antigua destacan cuatro torres, la de sus cuatro grandes templos: la Catedral de Santa María o catedral vieja, ubicada en lo alto del casco medieval; la iglesia de San Pedro; la de San Vicente y la parroquia de San Miguel, donde se venera a la Virgen Blanca, patrona de la ciudad.
Precisamente, bajo esta última iglesia se encuentra la plaza de la Virgen Blanca, lugar donde arrancan las principales fiestas de la capital a principios de agosto, tras la bajada de un personaje popular llamado Celedón. A escasos metros se sitúa la Plaza Nueva, declarada monumento artístico-histórico en 1984, espacio porticado que alberga la casa consistorial. En esta zona comienza el ensanche neoclásico, formado por calles peatonales de intensa actividad comercial.
El parque de Zabalgana, al oeste, y el de Salburua, al este, están unidos mediante un paseo verde que bordea por el norte el casco urbano siguiendo el curso del río Zadorra hasta el parque de Gamarra, un área de esparcimiento.
Salburua es el enclave de mayor valor ecológico de la capital alavesa y uno de los humedales continentales más importantes de Euskadi. La recuperación de sus dos balsas o lagunas, las de Betoño y Zurbano, ha permitido mantener su fauna, en la que destacan el visón europeo y diversas aves acuáticas, que pueden verse desde el observatorio de Zurbano. Existen recorridos señalizados para conocer bien el parque de Salburua.
El «anillo verde» continúa por un paseo arbolado en dirección sudoeste hasta llegar al entorno de Olarizu, una zona tradicionalmente utilizada por lugareños para paseos y romerías. Rodeado de praderas, el núcleo de Olarizu se ha conformado como un parque ambiental con diversas actividades en torno a la naturaleza.
Hacia el este, cerca de la Basílica de San Prudencio de Armentia, finalizaremos nuestro periplo en el bosque de Armentia, un espacio de 165 hectáreas de quejigo, pero también con arces, hayas, acebos y avellanos. Numerosas aves, ardillas y jabalíes habitan en este extenso bosque rodeado de zonas agrícolas. El bosque conecta, como un corredor ecológico, con las laderas de los Montes de Vitoria. La Basílica de San Prudencio es una de las construcciones románicas más espectaculares del territorio. Este lugar fue el centro espiritual más importante de la Edad Media, y cuna de San Prudencio de Armentia, obispo de Tarazona y árbitro de paz en Osma.
Entre los siglos IX y XI, el templo existente en Armentia fue sede del Obispado. No obstante, el edificio románico que podemos contemplar actualmente es de finales del siglo XII. Su construcción es de una sola nave, con crucero y una ábside de planta semicircular.
La edificación es de sillería y cuenta con ventanas y columnas al estilo clásico. En el pórtico, se conservan vestigios de la que fue la portada románica. Especial atención merecen, los tímpanos del Cordero y del Salvador. El día del patrón, el 28 de abril, los alaveses se acercan en romería hasta la basílica.
Nuestro agradecimiento al Patronato de Turismo de Vitoria