De vides de 150 años de edad que viven sobre suelos orgánicos y arcillosos, de una variedad tinta singularsísima y en algún momento casi extinta, la Hondarrabi Beltza; y una vinificación cuidadosa en acero inoxidable y criomaceración sale un tinto fresco que rompe esquemas y que, por si fuera poco, posee una relación calidad – precio sumamente tentadora.
De su par «blanco» podemos decir que parece que recién sale del impacto del mar que lo rodea, las laderas bajas cerca de la costa en Bakio han hecho su trabajo y nos entregan un Txacolí 100% Hondarrabi Zuri, brillante, llamativo, con aromas a cítricos, hinojo y flores, que conquista con sus matices aromáticos y su acidez bien integrada.
Dos enormes en la Denominación de Origen de Vizcaya, una oportunidad única para atreverse a romper con lo establecido y conocer unos vinos muy diferentes.