La importancia que Gibraltar ha tenido a lo largo de los siglos debido a su posición geográfica estratégica es uno de los bastiones en los que se apoya el patrimonio de La Roca como atractivo turístico. Gracias a ello, sus visitantes tienen la oportunidad de revivir hechos históricos de gran trascendencia para el desarrollo y configuración de la actual Europa.
Gibraltar es, desde un punto de vista turístico, mucho más de lo que puede ser contemplado a simple vista. Una clara muestra de ello son la gran cantidad de cuevas naturales existentes dentro del peñón (150 hasta el momento descubiertas) que conforman una red de bellos laberintos de roca. Aprovechando las posibilidades que la naturaleza brindaba por sí misma, los militares que habitaban Gibraltar durante el siglo XVIII, supieron diseñar un entramado defensivo para uno de los territorios más codiciados del continente europeo debido a su importante situación estratégica: el estrecho de Gibraltar, cuyo dominio aseguraba el control del comercio y otorgaba un poder sin igual a la nación que lo regentara.
De esta manera surgieron los túneles del Gran Asedio en Gibraltar, proyectados entre 1778 y 1783, con el fin de situar estratégicamente en ellos cañones que defendieran al peñón de las tropas franco-españolas. Como el resultado conseguido gracias a estas excavaciones fue inmejorable, durante la segunda Guerra Mundial, las autoridades británicas decidieron construir una continuación de los primeros túneles en previsión de un posible ataque a Gibraltar por parte de las tropas alemanas.
Aunque estos nuevos túneles, con una extensión de 32 millas, tenían capacidad suficiente para albergar en su interior a la población gibraltareña, en su momento se decidió evacuar a la misma a otros enclaves (Madeira, Jamaica, Londres), y utilizar los nuevos túneles con fines exclusivamente militares. La idea principal era permitir a las tropas británicas el libre movimiento de una punta a la otra del peñón (uno de los túneles que lo atraviesa tiene una extensión de 5 kilómetros) sin ser expuestos al fuego enemigo, además de conseguir de esta forma una mayor rapidez y reacción ante un posible ataque.
Este laberinto defensivo fue excavado entre 1940 y 1941. Los trabajos de construcción fueron iniciados por ingenieros británicos, a los que siguieron un cuerpo de ingenieros canadienses llegados a Gibraltar expresamente para tal fin. En las excavaciones trabajaron ex-mineros procedentes de la extracción del carbón, hierro, así como obreros de canteras, todos ellos venidos desde lugares como Escocia, Northumberland, Durham, Sur y Norte de Gales o Cumberland.
La roca resultante de los trabajos de excavación fue utilizada en Gibraltar para la construcción de los 1.600 metros de pista del aeropuerto gibraltareño y para realizar nuevas carreteras u otros proyectos de edificación.
Los túneles de la II Guerra Mundial se encuentran divididos en dos partes: Fosse Way y Great North Road, denominaciones de las grandes vías romanas que atraviesan Inglaterra. Estas dos grandes vías subterráneas comunican con enormes pasadizos, impresionantes salas diseñadas para albergar quirófanos de campaña, hospitales, cocinas, grandes comedores, barracones para los soldados, naves de almacenamiento de víveres, centrales de electricidad y en general, todo lo necesario para sobrevivir en el interior del peñón durante varios meses.
Tal es la capacidad que tienen estos túneles, que en un estudio realizado por Tito Vallejo, uno de los mayores expertos en historia de Gibraltar y gran conocedor de los Túneles de la II Guerra Mundial, se exponía que si en la actualidad fuese necesario recurrir a la evacuación de la población por ataque nuclear, en los túneles existentes dentro del peñón podrían alojarse durante varios meses toda la población de Gibraltar y la de la vecina La Línea, sin ningún problema de abastecimiento.
La sala más grande, diseñada por el cuerpo de ingenieros canadienses, se encuentra en la parte sur y tiene unas dimensiones de 500×300 metros, y una altura de 30 metros (no en vano ostenta el título de la segunda sala subterránea más grande del mundo). Además, el diseño de los túneles, que en algunos tramos es muy complicado, no es siempre resultado del azar; está especialmente estudiado para evitar los efectos de las ondas expansivas procedentes de las bombas que cayeran cerca del peñón.
En la actualidad, los túneles de la II Guerra Mundial de Gibraltar son utilizados eventualmente por tropas de la OTAN para realizar sus maniobras, aunque pueden ser visitados previa petición de hora y día a la Oficina de Turismo de Gibraltar en grupos de un mínimo de seis personas y un máximo de quince. El recorrido tiene una duración aproximada de tres horas en las que los visitantes pueden adentrase en los misteriosos entramados militares de otra época, siempre de la mano de un experto.
Qué más visitar en Gibraltar
La Cueva de St. Michael. Durante la segunda guerra mundial, la cueva fue acondicionada como hospital, aunque nunca llegó a usarse. Actualmente es un auditorio donde tienen lugar conciertos, ballet, representaciones teatrales, etc. Impresionantes son las stalactitas y stalagmitas formadas por el agua a lo largo del tiempo.
Los Monos del Peñón. ‘Los Monos’ son realmente primates de los llamados sin cola encontrados salvajes en Marruecos y Argelia. Son los únicos de su especie que viven en libertad en toda Europa. Aquí tenemos la oportunidad de ver estos fascinantes animales en su ambiente natural.
La Fortaleza Árabe. La parte accesible de esta vieja fortaleza es la torre del homenaje. Data del año 1333.
Monumento al Mundo Antiguo. Este monumento representa el ‘Paso del Tiempo’ y el hermanamiento de Gibraltar con los Pilares de Hércules que sostienen el mundo.
La Fábrica de Vidrio. Una de las pocas fábricas de cristal en Europa que produce cristal hecho a mano. Usando métodos de hace 2.000 años, los artesanos del cristal crean y forman objetos de cristal delante del público. Una tienda dentro de la fábrica vende estos objetos a precios de fábrica.
Nuestro agradecimiento a la Oficina de Turismo de Gibraltar.