Nos situamos en mayo de 1085. Estratégicamente enclavada en un promontorio sobre el Tajo y amurallada fuertemente, el reino taifa de Toledo, en manos de al-Qadir, resiste a duras penas el asedio al que le somete el rey cristiano Alfonso VI, quien finalmente toma la ciudad sin derramamiento de sangre. Al-Qadir recibirá a cambio el reino de Valencia y Alfonso VI prometerá respetar todos los credos y formas de vida. Toledo, ciudad arzobispal, de calles intrincadas, llenas de recelo y dudas, ve como sinagogas y mezquitas se transforman en iglesias con un estilo propio.
Y es que Toledo es el ejemplo perfecto de eclecticismo en el arte y la vida: mezcla de herencia musulmana y judía con el cristianismo, mezcla de materiales humildes de construcción como el ladrillo y el yeso con la piedra blanca de Olías del Rey, que se utiliza en la catedral de Santa María, donde antes visigodos y árabes rezaban a sus dioses.
Han pasado 10 años desde la reconquista de Toledo cuando el papa Urbano II, tras su famoso discurso en el concilio de Clermont, predica la primera cruzada para recuperar Jerusalén, en manos de los fatimíes de Egipto, al grito de «Deus vult (Dios lo quiere)». Jerusalén será tomada a sangre y fuego en 1099, comenzando entonces un periodo de enorme devoción cristiana por toda Europa con el sueño de llegar a Tierra Santa, ya libre del yugo musulmán. El camino, sin embargo, es muy peligroso y llegar a la meta con vida se convierte casi en un milagro. Volver a casa, una utopía.
Para proteger a los peregrinos en Tierra Santa, nace la Orden del Temple, casi 25 años después de la reconquista de Toledo. El Temple, una de las órdenes militares cristianas de la Edad Media más poderosas, creció muy rápidamente. Y tuvo mucho poder hasta que, en 1312, el papa Clemente V y el rey de Francia, Felipe IV, acabaron con ella, quizá por dinero, quizá por poder; seguramente, por ambas cosas.
Los templarios fueron unidades militares de élite, muy bien entrenadas, valientes y organizadas. Reclamados por los distintos reyes de la cristiandad, contaron con una compleja estructura organizativa, bula papal y visión de negocio excepcional, por lo que pronto se extendieron por toda Europa. En la Corona de Castilla repoblaron zonas reconquistadas por los reyes cristianos, creando asentamientos, encomiendas y castillos, como en Jerez de los Caballeros, Lleida, Ponferrada, Fregenal de la Sierra, Murcia, Caravaca y Toledo, entre otros.
En Toledo podemos encontrar vestigios de la existencia templaria en el barrio de San Miguel donde el laberinto de calles, callejones y esquinazos dotan al entorno de un aura de misterio que nos retrotrae a la Edad Media casi sin querer. Curiosamente, los templarios estuvieron dentro de la ciudad de Toledo, no solo en las afueras ni en encomiendas situadas extra muros. Los templarios formaron parte de la ciudad, algo muy extraño para su manera de proceder. La Iglesia de San Miguel, conserva alguna simbología de la Orden y es el lugar perfecto para descansar después de recorrer el barrio, muy cercano al Alcázar y a la impresionante Catedral.
En la Iglesia de San Miguel podemos contemplar algunas lápidas en el suelo que bien pudieran ser el lugar de descanso eterno de algún miembro de la Orden, ya que se sabe a ciencia cierta que en el siglo XII fue lugar de enterramiento. Si nos fijamos bien, entre sus muros veremos capiteles góticos con el escudo del Temple. También en una campana y en el baptisterio encontraremos vestigios de simbología templaria.
En relación con la iglesia de San Miguel, descubrimos una historia curiosa: la de la Virgen del Tiro. Virgen negra del siglo XIII, que pudo ser venerada por los templarios, hasta que desapareció sin dejar rastro. Con la orden ya disuelta, apareció de nuevo y hoy en día se puede ver en una hornacina de la Catedral. Os animamos a que la busquéis, si es de noche, mejor.
Cuenta la leyenda que la presencia templaria en Toledo se refleja en nombres de lugares como el callejón del Infierno, del diablo, la calle de la rosa, de la Candelaria o de las espinas. Se dice que la Plaza de la Cabeza (actual Abdón de Paz), recibió ese nombre por el “bafomet”, el supuesto ídolo maldito al que la orden adoraba. Por este culto, entre otras muchas acusaciones, el Temple vivió el final de sus días.
También nos cuentan que hay túneles por los que los caballeros templarios podían salir de la ciudad sin ser vistos y que en cuevas aún no descubiertas hay escondidos tesoros de cuando la Orden fue disuelta en 1312. ¿Quién sabe? Hoy en día se pueden visitar algunas cuevas en el barrio de San Miguel, como la del duende, si tenemos suerte, claro.
Cerca del Alcázar encontramos otro tesoro: la Plaza del Seco, donde descubriremos la Casa del Temple. ¿Fue aquí donde estuvo la case madre de la orden en Toledo? No está ni documentado ni probado, pero el edificio (que hoy es un conocido restaurante) cuenta con importantes restos arquitectónicos, como el salón de época califal (siglo X), y merece una visita por el entorno y la historia.
Tampoco queda muy claro si el antiguo Hospital de San Bartolomé, del que no queda muestra alguna, tiene relación con el Temple, pero sí el Castillo de San Servando que ocupa una estratégica ruta de acceso a la ciudad, protegiendo el puente de Alcántara. Inicialmente iba a ser un monasterio y como tal se inició su construcción en 1024, por orden de Alfonso VI. Pero, ya en 1088, Alfonso VI cambió de idea y lo convirtió en alcázar debido a la permanente amenaza musulmana. Pasado mucho tiempo, Alfonso VIII (el de las Navas de Tolosa) lo entregó a los templarios para su cuidado y defensa. Desde el castillo (que actualmente da espacio a un albergue) se puede divisar una preciosa vista panorámica de la ciudad de Toledo y del Tajo.
Cerca de Toledo, podemos visitar el enclave de San Martín de Montalbán, donde tanto la ermita como el castillo fueron donados por Alfonso VII a los templarios allá por el siglo XII. El castillo fue construido sobre otra fortaleza de origen islámico y está rodeado por el norte y por el oeste por el río Torcón. Aunque en el interior apenas quedan restos (aljibes y alguna habitación), merece la pena, por su majestuosidad.
Si Toledo es de por sí una ciudad llena de encantos, conocerla a través de este “paseo templario” es altamente motivante. Misterio, leyendas, aventura, historia y arte van de la mano en una visita inolvidable.
Dónde alojarse
Hotel Beatriz Toledo Auditórium
Concilios de Toledo, S/N
Tel: 925 26 91 00
- Hotel Beatriz Toledo Auditórium
El hotel Beatriz Toledo Auditórium es un resort urbano de 4 estrellas, que cuenta con unas impresionantes vistas al Casco Histórico de Toledo. Está situado en la zona más moderna de la ciudad. Tan solo 5 minutos en coche, nos separan del Centro Histórico, además en la misma puerta del establecimiento, el hotel dispone de parada de taxis y de autobús urbano. Este establecimiento ofrece WiFi gratuita en todas las instalaciones y cuenta con piscina al aire libre, jardines tropicales y aparcamiento gratuito, además de servicio gratuito de miniclub durante los fines de semana y los meses de verano.
Este resort urbano cuenta con una gran oferta gastronómica y de ocio, ya que dispone de 2 restaurantes a la carta, cafetería, lobby bar y discoteca, además de terrazas de ocio y tiempo libre con vistas a Toledo, pistas deportivas y un impresionante Spa, pensado para el Bienestar y el Relax.
Web: https://www.hotelbeatriztoledo.com/es/
Más información
Turismo de Toledo
Plaza del Consistorio, 1
45001 – Toledo (España)
Tel: 925 254 030
Web: https://turismo.toledo.es