El paraíso existe y sin duda, Tahití es su máximo exponente sobre la Tierra, con un clima cálido durante todo el año, una tradición cultural excelentemente preservada y un entorno de película, flanqueado por arrecifes de coral, una exuberante vegetación tropical y aguas con un sinfín de tonalidades azules. Te invitamos a iniciar el viaje de tu vida y conectar con la fragancia de sus flores, la hospitalidad de sus habitantes, imbuirte del espíritu local y disfrutar de su biodiversidad marina y su rica y variada gastronomía. Experimenta la cálida caricia de Las Islas de Tahití a través de los cinco sentidos.
El espíritu del Mana
Viajar a este exótico destino es una invitación para conectar con el mundo espiritual. Dentro del ADN y la cultura tahitiana se manifiesta una fuerza muy poderosa conocida como Mana. Una energía vital que forma parte del entorno y envuelven Las Islas de Tahití en un aura mística, invitando a cada viajero a sentirse libre, seguro y feliz. El espíritu del Mana puede verse, tocarse, saborearse y sentirse. Sólo si visitas Las Islas de Tahití entenderás por qué se llaman Las Islas de Mana.
El océano como fuerza inspiradora
La relación de los tahitianos con el mar es de auténtico respeto, ya que para ellos representa el ciclo completo de la vida. La preservación del entorno marino y la diversidad de especies hacen del destino un lugar ideal para la práctica de deportes acuáticos. Cada isla o atolón ofrece vistas espectaculares bajo el agua. El piragüismo, el buceo, el esnórquel y el paddling son tan sólo algunas de sus propuestas. Aunque la mejor experiencia si te gusta disfrutar de las olas es practicar surf.
Y es que la ola más potente del mundo se encuentra en la parte sur de las islas. Si bien la ola de Teahupo’o no es la más grande, llega a alcanzar más de 10 metros de altura, alberga el mayor reto para los aficionados y profesionales por su fuerza y la baja profundidad del arrecife de coral en el que se encuentra. Tan grande es su prestigio, que este año la zona de Teahupo’o se convertirá en uno de los escenarios de los Juegos Olímpicos de 2024 para la práctica de este deporte.
Férreo compromiso con el Ecoturismo
Desde sus inicios, la apuesta de Las Islas de Tahití por el turismo sostenible y el slow tourism se ha ido afianzando a través de las prácticas que se realizan para proteger la flora y fauna que convive con la comunidad local. De hecho, la Polinesia Francesa ha sido reconocida como el mayor santuario marino del mundo desde 2002. El tupuna, antepasados de la gente mā’ohi, fueron los pioneros en la protección y preservación del medio ambiente natural como la aplicación del rāhui, una prohibición temporal impuesta en su día por los jefes de clan de explotar un territorio concreto o incluso de recolectar determinadas especies durante un periodo de tiempo determinado. Así, plantar un coral en Moorea o Bora Bora, acudir a un Centro de Rehabilitación de Tortugas o realizar una visita al ‘Arioi Center’ para descubrir las huellas de generaciones pasadas, son iniciativas que promueven el turismo responsable.
Una tradición artesanal única en el mundo
La inspiración artística de Las Islas de Tahití aguarda en cada rincón. Encontrarás desde galerías de arte y tiendas de curiosidades hasta las piezas de artesanía más extraordinarias. La perla de Tahití es la protagonista, una joya distintiva y popular cultivada con exclusividad en las lagunas polinesias. Distintos diseñadores locales combinan el nácar y otros materiales naturales para crear sus piezas. Una compra idónea para viajar a través de un recuerdo.
Entre los objetos más deseados, el pareo con motivos florales -que hombres y mujeres visten para festejar distintas ocasiones- se eleva como uno de los símbolos de Las Islas de Tahití y además es utilizado como objeto de decoración. La enorme riqueza cultural del destino se manifiesta a través de la cestería, una práctica ancestral que consiste en tejer hojas de pandanus para fabricar cestas, esteras y sombreros.
La belleza de Las Islas de Tahití deja huella y dispara la creatividad del visitante. Este fue el caso del pintor Gauguin que dedicó una serie de obras maestras a este paraíso como “Mujeres de Tahití” o “Ia Orana María”.
Cada archipiélago tiene sus propias especialidades, como el aceite de monoi y el pareo pintado a mano de las islas de la Sociedad; las joyas y objetos decorativos hechos de nácar y concha de las islas Tuamotu y Gambier; la tapa y la escultura en madera, piedra y hueso de las islas Marquesas; la cestería y el tīfaifai (patchwork local) de las islas Australes.
Tesoros tropicales para el paladar
Rodeado de paisajes de ensueño, podrás disfrutar de otra forma de inmersión cultural a través de los deliciosos sabores de la cocina tradicional tahitiana, que recibe influencias de la china y la francesa. Entre sus especialidades destacan los deliciosos entrantes de chevrettes (gambas de agua dulce de la Polinesia) seguido de platos guisados en el horno tradicional denominado ahimā’a. El pescado también tiene protagonismo, la receta de ‘pescado crudo a la tahitiana’ es esencial en cualquier recorrido gastronómico.
Cada archipiélago tiene sus propias especialidades en la cocina local, como el Mahimahi (besugo o lampuga), con salsa de vainilla en las islas de la Sociedad; el Korori (músculo aductor de la ostra perla) o el Pāhua (sopa) con leche de coco y zumo de limón en las islas Tuamotu y Gambier; el queso de cabra al curry en las islas Marquesas y la vid Remu (alga comestible) en las islas Australes.
La gastronomía tahitiana destaca también por su enorme variedad de frutas, entre ellas, distintos tipos de plátanos, papayas, mangos y piñas. También hay productos y experiencias locales atípicas, como el vino local producido en el único viñedo del Pacífico situado en la isla de Rangiroa, y las roulotte, foodtrucks locales de diferentes especialidades (platos chinos, italianos, franceses e internacionales).Más información: Tahiti Tourisme (TahitiTourisme.org)