Mencionada por primera vez en el año 1066 en los documentos relacionados con el rey Petar Krešimir, por lo que ha sido llamada “la ciudad de Krešimir”, Sibenik fue fundada por los croatas hace más de un milenio. Dé un paseo por sus calles y obsérvelas, admire sus antiguas escaleras públicas y sus plazas, y descubrirá que algunas de las obras más valiosas del arte de Dalmacia se encontrarán ante usted. En verano tendrá la oportunidad de disfrutar del único festival infantil, el Festival Internacional del Niño, que se lleva a cabo en estas mismas calles, así como del festival de la canción dálmata y de la pintoresca feria de Sibenik dedicada al tema de la Edad Media.
Exaltada por sus murallas y torres y lugar que vio nacer a Faust Vrancic – el inventor del paracaídas, la ciudad de Sibenik es, sin lugar a dudas, reconocible por su más grande y más valioso monumento sagrado, la Catedral de Santiago, una edificación gótico renacentista del siglo XV, cuya cúpula de piedras blancas, como una corona, se distingue como elemento dominante en la arquitectura de la ciudad. Esta catedral, edificada durante más de 100 años por las laboriosas manos de los maestros y con piedras de las islas de Brac y Korcula, por la original manera como ha sido construida (con el montaje de grandes placas de piedra) ha sido incorporada en la lista de UNESCO, en la que están inscritos los monumentos protegidos y que pertenecen a la herencia cultural universal.
Y cuando levante la mirada y admire esta audaz edificación, única en la historia europea de la arquitectura, quedando sin aliento ante las innovaciones del maestro Juraj Dalmatinac, píenselo bien: ¡siglo XV, sin técnicas sofisticadas ni mucho menos grúas modernas y encima de Ud. un monumental techo en forma de tonel y una cúpula sin maderas ni tejas, sólo bloques de piedra, de un inmensurable peso, anclados en las ranuras de la construcción de piedra! ¡Reconózcalo! Es realmente impresionante.
Y si llega a admirar el baptisterio, la elegante fachada renacentista y la célebre cornisa compuesta de 84 cabezas, ubicada en las paredes externas del ápside de la catedral, comprenderá porqué esta catedral es tan especial y porqué, con toda razón, se ha llevado el título de la catedral más hermosa de Dalmacia y la construcción sagrada más bella de Croacia.
Monumentos culturales e históricos testimonian del largo período en que esta región ha sido habitada y de la destreza en la construcción de sus habitantes. Merecen un destaque especial los yacimientos antiguos de Bribirska glavica y los restos romanos de Scardona, así como las fortificaciones locales de San Miguel, Šubicevac, San Nicolás y la fortaleza de Knin. La misma fortaleza de Sbenik fue construida en el siglo IX y la ciudad fue mencionada por primera vez en el año 1066, en un donativo ofrecido por el rey croata Petar Krešimir, motivo debido al cual la ciudad de Sibenik es incluso hoy llamada la Ciudad de Krešimir.
Las calles y las plazas de la ciudad conservan algunas de las obras más valiosas de Dalmacia, entre las cuales se encuentra el edificio del ayuntamiento, ejemplo excelente de la arquitectura croata. El pintoresco pueblo de Primošten fue construido en una isla durante la época de las conquistas otomanas. Lo protegían muros, torres y un puente replegable. El istmo que lo separaba del continente fue más tarde llenado de tierra, convirtiendo Primošten de una pequeña isla a una península.
Knin ha estado durante siglos en la encrucijada de importantes rutas de comunicación y ha sido una localidad de gran valor estratégico. Durante una época fue también la sede de los reyes croatas Trpimir, Držislav, Zvonimir y Petar, así como la sede del arzobispado que se extendía al norte hasta el río Drava.
El Parque Nacional de Kornati, que en parte pertenece también a la región dálmata de Zadar, une la belleza salvaje de la piedra con el azul de un mar increíblemente cristalino, un silencio inigualable y el encanto de calas escondidas que dejan boquiabierto a cualquier amante del mar. El archipiélago lleva el nombre de Kornat, la isla más grande, y, según cuenta la leyenda, nació cuando «el último día del génesis Dios quiso coronar Su obra creando las islas Kornati a partir de su aliento, lágrimas y estrellas». Así escribió George Bernard Shaw, maravillado por la belleza del grupo más numeroso de islas en la parte europea del Mediterráneo.
En acentuado contraste con el azul marino y la piedra desnuda de las islas Kornati está el reino del Parque Nacional del Krka, una maravilla de la belleza cárstica creada por el río a su paso por cañones a lo largo de las tres cuartas partes de su recorrido hasta el mar. En su verde camino el río fluye por siete cataratas, siendo la última de ellas Skradinski buk, por la cual circula un promedio de 55 metros cúbicos de agua por segundo.
Dos joyas se destacan en la corona del Parque Nacional del Krka: el convento ortodoxo de San Arcángel y el convento franciscano de Visovac. La construcción del convento ortodoxo se llevó a cabo en 1402 por Jelena, la viuda del príncipe Šubic y hermana del emperador Dušan. Se conservan en el convento valiosos libros e iconos, antiguos manuscritos litúrgicos y vestimenta religiosa. El convento franciscano de Visovac se encuentra en un sitio casi mítico, sobre la isla en medio de un verde lago formado por el río Krka.
Desde el año 1400 el convento ha sido habitado por los hospitalarios frailes franciscanos, guardianes de numerosos cuadros y otros objetos de valor, así como del sable del renombrado Vuk Mandušic, caído en batalla contra los turcos. El Parque Nacional del Krka posee una rica flora y fauna y es el hábitat de 222 especies de aves, lo que le sitúa entre las más valiosas reservas ornitológicas de Europa.
La zona alrededor del Krka abunda en vestigios de antiguos poblados, yacimientos prehistóricos y restos de un acueducto romano, protegido como monumento cultural. El Parque Nacional del Krka puede ser visitado en barco, en coche o a pie. No hay que perderse la oportunidad de ver el museo etnológico situado en uno de los antiguos molinos.
El Parque Nacional del Krka es también el hogar de un centro de cetrería único y los visitantes pueden presenciar la caza con ayuda de halcones, así como una demostración de destrezas en este tipo de actividad. La ciudad de Skradin, de la cual existen menciones escritas del año 339 a.C., conserva hasta la actualidad vestigios de un antiguo poblado ilirio.
Las islas de la región de Sibenik, dispersas en mar abierto, conservan cada una su punto de interés. Zlarin, por ejemplo, es la isla de los más famosos recolectores de coral del Adriático, mientras Krapanj, la isla más pequeña de la región de Sibenik, es conocida como lugar de recolección de esponjas marinas.
Para finalizar, disfrute del arte culinario de la región de Sibenik, en especial de los célebres mejillones recolectados precisamente en el lugar donde las hermosas aguas verdes del río Krka desembocan en el mar Adriático. Además, saboree el vino autóctono Babic, fruto de los cercanos viñedos de Primošten. Y son, precisamente, estos viñedos los se han convertido en el monumento dedicado a las laboriosas manos de los peones, por su belleza, por la particularidad de su posición geográfica y por el terreno poco dadivoso donde han sido sembrados y el cual, a menudo, es azotado por el bura.
Es por esta razón que su fotografía se encuentra en la antesala del edificio de las Naciones Unidas de Nueva York. ¡Y es la fotografía de estos viñedos la que con su imagen relata su propia historia, en un centenar de idiomas! El jamón serrano de Drniš, pasta con acelgas soparnjak (Sibenik), chorizos (Skradin), vino tinto Babic de Primošten son las especialidades de esta región.