Alejarse del ajetreo, del ruido, de las prisas… Hacer ese ansiado viaje interior que ayuda a poner cada cosa en su lugar. Optimizar la energía. Pararse a respirar y ser conscientes del entorno. Esa medicina para cuerpo y alma es la que recetan en Rubena, un pueblecito de aproximadamente 200 habitantes, a solo un cuarto de hora de la ciudad de Burgos. Enclavado en un paraje hermoso, incluido desde 2015 en el mapa del Camino de Santiago (Camino francés y Caminos del Norte de España), Rubena es el lugar al que ir a sanarse por dentro. En su receta medicinal se incluyen terapias tan básicas como charlar con los vecinos o pasear por senderos naturales, pero también practicar yoga, osteopatía o sentir la vibra del “gong”…
He aquí la fórmula infalible del bienestar en esta pequeña aldea de la comarca de Alfoz, en la provincia de Burgos, donde hay que ir por prescripción médica.
La Casa de la Salud y el Bienestar
En la antigua casa del párroco de Rubena suenan hoy cuencos tibetanos y algún que otro gong. Son terapias de sonido en las que las vibraciones mejoran el equilibrio físico y emocional de las personas. ‘Caricias para el alma’, le llaman. Medicina asiática ancestral que los vecinos de esta aldea burgalesa disfrutan gracias al emprendimiento de tres mujeres que proyectan su mejor energía apostando por el mundo rural y las terapias naturales. Yoga, quiromasaje, osteopatía… la Casa de la Salud y el Bienestar de Rubena es un lugar en el que sentarse a sanar entre muros de piedra y bigas de madera.
Un espacio de reposo y reflexión abierto a turistas, peregrinos y, habitantes de éste y otros pueblos de la mancomunidad. Aquí el estrés, el insomnio y la ansiedad, se desvanecen. Y el bienestar, engancha. Por eso se imparten cursos de formación en yoga (cuerpo y mente) y reiki (cuerpo, yoga y emoción) que periódicamente, atraen hasta este rincón burgalés a los amantes de la meditación, que combinan su aprendizaje con pernoctación y sinergia con las gentes de Rubena y alrededores. Lo que sucede aquí es mágico y muy renovador. ¡Pura energía!
Rutas en bici, observatorio de aves. Paleolítico vivo
La naturaleza es salud y Rubena es un paraíso natural altamente saludable. El río Vena, su padre el Arlanzón, arroyos rebosantes de agua, el verde muy verde en el valle y un entorno lleno de cultura y patrimonio. Todo lo que se necesita para desconectar y alimentar la mente, mientras se hace ejercicio al aire libre. Atapuerca, Cardeñuela de Río Pico, Olmos de Atapuerca, Villalval, Fresno de Rodilla, Quintanapalla y Monasterio de Rodilla forman con Rubena un espacio mancomunitario lleno de posibilidades.
Las opciones son infinitas: desde Rutas gastronómicas (15-20 km) que combinan caminatas y paseos en bici al Monasterio de Rodilla o las Lagunas de Atapuerca, con degustación de algún puchero típico de la zona, a las demandadas Rutas en bici eléctrica (para todos los públicos) que recorren la Sierra de la Demanda, los yacimientos de Atapuerca o Mina Esperanza (mina de hierro). La sensación de libertad es máxima, pudiéndose elegir hacerlo con guía o dejarse llevar por el GPS.
Hay rutas largas, cortas, observatorio de aves y hasta una Ruta de Bisontes que atraviesa el tan apasionante Paleolítico Vivo, en Salgüero de Juarros, donde es posible viajar en el tiempo 10.000 años para disfrutar de especies animales y vegetales que compartieron territorio con nuestros ancestros. Bisontes europeos o caballos de Przewalski, ambas en peligro de extinción, uros y tarpanes, ya extintos, viven hoy en libertad en sus 250 hectáreas de parque.
Artes escénicas en la calle
Porque el arte es vida y el teatro te desconecta de la cotidianeidad. Si encima le sumas un entorno como el de Rubena, la propuesta es inmejorable. Esta aldea burgalesa es uno de los tres pueblos que forman parte del programa piloto de Senda, un circuito de artes escénicas en espacio público, enfocado en fomentar el desarrollo artístico en localidades rurales. Un lujo que llenará las calles del pueblo de artistas, del 9 al 11 de diciembre. Habrá talleres, actividades para familias y oportunidad para sentarse a la mesa y hablar sobre los desafíos a los que se enfrentan el arte y el mundo rural. Una iniciativa de PATEA (Asociación de Profesionales de Artes de Calle) que se materializa gracias al apoyo del Instituto Nacional de las Artes Escénicas y la Música del Ministerio de Cultura.