[dropcap]R[/dropcap]eikiavik, moldeada por las energías de la Tierra es una ciudad rebosante de energía. Capital cosmopolita de Islandia, está rodeada por la pura e impoluta energía de la naturaleza. De llamativos contrastes, se pueden encontrar casitas de láminas de hierro ondulado junto a futuristas edificios de cristal o instalaciones de última tecnología a tiro de piedra de escabrosos terrenos volcánicos. En Reikiavik las influencias internacionales se mezclan con las tradiciones nacionales islandesas, creando una cultura singular en una simbiosis de lo antiguo y lo nuevo.
Fueron los noruegos con Ingólfur Arnarson a la cabeza, hacia 870, los primeros en poblar la zona donde hoy en día se asienta Reikiavik, nombre que en islandés significa bahía humeante.
Sean cuales sean nuestros intereses, Reikiavik tiene mucho que ofrecernos. Tanto si buscamos la ajetreada actividad de una ciudad moderna o los tranquilos paisajes que rodean a la ciudad, la visita a Reikiavik promete ser memorable. Un buen modo de experimentar Reikiavik es acudir a alguno de los numerosos balnearios o piscinas de la ciudad. Allí podremos disfrutar de un baño o de un saludable remojón en las numerosas pozas calientes.
Y es que las piscinas públicas son parte del modo de vida de los ciudadanos de la capital y un lugar idóneo para conocer a los islandeses. Mientras tomamos un relajante baño de burbujas, podremos ponernos al día en política islandesa, estar al tanto de la predicción meteorológica o recibir algunos consejos acerca de cómo aprovechar nuestra estancia en la isla (tendremos que hablar inglés, claro). No hay mejor manera de tomarle el pulso a la ciudad que esta.
La magnífica naturaleza que rodea Reikiavik convierte a esta ciudad en única para los más aventureros, que pueden escoger entre un amplio número de actividades. La pesca del salmón, una partida de golf a medianoche, navegación, escalada, caminatas por el glaciar, excursiones a caballo o el avistamiento de ballenas forman parte del atractivo de la capital y pueden realizarse en excursiones de un solo día, con tiempo para estar de vuelta en la ciudad para la cena.
Reikiavik se enorgullece de tener una excelente gama de restaurantes de calidad, reconocidos mundialmente por su cocina creativa y sus frescos ingredientes locales. No debemos dejar de probar el marisco, la ternera o la caza que encontraremos en el menú; nos sorprenderán.
Para una ciudad de su tamaño –Reikiavik tiene alrededor de 210.000 habitantes–, la capital también presume de contar con un excelente elenco de hoteles de lujo y tiendas exclusivas y de diseño. Además, tiene fama de ser una de las ciudades más «calientes», gracias a su vibrante vida musical y famosa movida nocturna.
Los museos, galerías y teatros de la capital ofrecen al visitante un arte sofisticado, desde las tendencias más vanguardistas hasta las históricas y tradicionales.
Los edificios más importantes son el Parlamento (construido en 1881) y la casa de Gobierno (mediados del siglo XVIII) ambos en el distrito de Miðborg, entre el puerto y el lago Tjörnin. Cerca de ellos encontramos la Biblioteca y el Teatro Nacional.
En el área universitaria, además de la universidad, podemos visitar el Museo Nacional de Islandia y la Casa Nórdica (diseñada por el famoso arquitecto Alvar Aalto). Hay muchas iglesias, entre la catedral cerca del Parlamento y la Hallgrímskirkja.
En el Museo Folclórico de Arbaer podemos conocer cómo eran las viejas casas de Reikiavik reconstruidas en su estilo original, así como una iglesia rural tradicional y una granja. El Jardín botánico de Reikiavik, Hortus Botanicus Reykjavicensis es el más grande de cuantos existen en Islandia y merece una visita.
Festivales anuales, exposiciones especiales y producciones escénicas completan un atractivo calendario cultural. Tanto si buscamos la manera de recargar las pilas a través de un poco de diversión vibrante, como si lo que queremos es gozar de un tranquilo respiro, la capital de Islandia puede ser una sorprendente respuesta.
Nuestro agradecimiento a la Oficina de Turismo de Islandia.