Célebres como los museos de Toulouse-Lautrec, Ingres o Goya o más íntimos e insólitos, todos los museos de la región francesa de Midi-Pyrénées merecen una visita. Puesto que es necesario más de una visita para descubrirlos todos, aquí se propone una selección de los principales museos que cuentan la historia de la región a través de los grandes nombres que le han dado vida.
Los Museos Clásicos
Uno de los museos más importantes y reconocidos de Toulouse, es el Museo de Historia Natural, que en sus tres emplazamientos, un museo – el convento de las Carmelitas Descalzas con el Jardin Botánico y el Jardín de las Plantas -, un estanque con sus huertos en el barrio Borderouge – el estanque Maourine y Los Huertos del Mundo – y un río, el Garona; alberga más de un millón y medio de piezas, testigos de la forma en la que el hombre ha ido comprendiendo e interpretando la naturaleza a lo largo de los años.
Los antiguos Mataderos ‘Les Abattoirs’, firmados por el famoso arquitecto Urbano Vitry, han adquirido una gran importancia como centro de arte contemporáneo. Se trata de dos colecciones: una de arte moderno; con más de 2000 obras representativas de la segunda mitad del siglo XX y todos sus movimientos artísticos y otra de arte contemporáneo, que abre las perspectivas a la creación actual. Además se trata de un espacio multifuncional donde se realizan numerosas actividades.
El convento y el claustro de los Agustinos custodian el Museo de Bellas Artes de Toulouse. El museo es conocido por sus ricas colecciones de arte románico y gótico, y por sus numerosas esculturas tolosanas del siglo XX así como por su conjunto único de capitales románicos.
Otros museos de Toulouse son: un antiguo colegio del siglo XVI alberga el museo Saint-Raymond (arqueología y arte antiguo); el suntuoso hotel de Assézat es la joya de la fundación Bemberg (pinturas y objetos de arte desde el Renacimiento al siglo XX), al borde del río Garona, el faro que alimentaba las fuentes de la ciudad resguarda la galería del Castillo del Agua, importante galería de fotografía.
El Antiguo Palacio Episcopal de Montauban es el guardián de la obra legada por Ingres (unos fondos de 4500 dibujos, 38 pinturas y numerosos objetos personales como el famoso violín d’Ingres); el Palacio de la Berbie en Albi celebra el ingenio de Toulouse-Lautrec (1000 pinturas, dibujos y litografías expuestas); el Obispado de Castres ilustra de modo magistral el talento de Goya, mientras que el Castillo de Montricoux consagra al injustamente desconocido Marcel Lenoir, nativo de Montauban y amigo de Matisse.
Los museos insólitos
El Museo y Jardines del Canal de Midi, en Saint Ferreol. El 29 de junio de 1609 nació Pierre-Paul Riquet, el hombre que se propuso unir el Atlántico con el Mediterráneo con el Canal de Midi.
Cuatro siglos más tarde, su obra está inscrita dentro del Patrimonio Mundial de la Humanidad de la UNESCO. Inaugurados en julio de 2008, los ‘Museos y Jardines del Canal de Midi’ reconstituyen la epopeya de la construcción del canal en seis salas de exposiciones y un parque romántico. Este museo pone en relieve la vanguardia social de su obra, ya que propuso a sus obreros sueldos decentes, el pago de los días festivos y las bases de la seguridad social.
A la Gruta del Mas d’Azil se accede por un túnel natural que, actualmente, está atravesado por una carretera que bordea el río Arize; durante mucho tiempo, su primera vocación fue el cobijo de animales (rinocerontes, osos, mamuts, etc.) y hombres (desde los magdalenianos hasta los hugonotes).
El museo de la Prehistoria, situado en el corazón de la gruta, nos propone conocer más sobre sus milenarios habitantes a través de un espectáculo de luz y sonido, así como una escenografía que reconstituye un hogar magdaleniano.
El Museo Champollion, situado en Figeac, fue inaugurado en 1986 en la casa natal del científico francés Jean-François Champollion, nativo de Figeac, hombre que revolucionó la comprensión de las escrituras al descifrar los jeroglíficos de la famosa ‘piedra Roseta’.
Hasta 2007, estaba esencialmente consagrado a los jeroglíficos y el Egipto antiguo. Tras dos años de obras, el Museo Champollion se desplazó y se agrandó para componer un conjunto arquitectural y museográfico de gran envergadura que reúne varias casas antiguas del centro de la ciudad, para dar cabida a todas las ‘Escrituras del mundo’.
Con una rehabilitación pendiente desde hace ya 14 años, el Museo Fenaille en Rodez alberga sobre todo una colección única de esculturas menhires de hace más de 5000 años. En la Isla Jourdain, se encuentra el singular Museo de Arte Campanario en el que descubrirás más de 1000 campanas, cencerros, cascabeles, relojes, carillones… que nos harán viajar por el tiempo y el mundo entero.
En otros lugares de Midi-Pyrénées, numerosos museos dedican su contenido al encanto de los pueblos y de los edificios, que ponen en valor sus colecciones a menudo insólitas, pero siempre típicas en la memoria de la región. Por ejemplo, el rico Museo de los Artes y Oficios de Rouergue en Salles-la-Source, el apasionante Conservatorio de la Ruralidad y de los Oficios de Antaño en Donzac, el completísimo Museo Textil en Labastide -Rouairoux, el emocionante Museo Textil y del Tinte en Cuerno de Lavelanet, el genial Museo del Azúcar de Cordes Sur Ciel o bien el insólito Museo del Armañac en Condom y el Museo d’Artagnan en Lupiac.
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