El otoño comienza a transformar el paisaje del pirineo aragonés, cuyos valles y sierras se visten de hojas y se tiñen de color anaranjado. Esta época del año es, sin duda, una de las mejores para disfrutar de un día en la montaña. Las temperaturas son más bajas que en verano y los termómetros todavía no se han desplomado, por lo que las escapadas de fin de semana y las excursiones en el día son una buena opción para desconectar y, de paso, contemplar el espectáculo otoñal.
Son muchas las rutas y los parajes que merece la pena visitar durante esta estación y no existe una única manera de hacerlo. Lo saben bien en la Asociación Aragonesa de Empresas de Turismo Deportivo (TDA), que anima a los aventureros a disfrutar de los paisajes de otoño de formas poco convencionales: a bordo de un 4×4, a lomos de un caballo, desde un sendero aéreo vertical o un barranco, o sentados en un parapente.
“El Pirineo aragonés ofrece un sinfín de posibilidades para deleitarse con los escenarios otoñales. Además, se puede hacer de muchas maneras, algunas de ellas de lo más originales”, señalan desde TDA. Una de esas experiencias únicas es la de contemplar el otoño a vista de pájaro desde un vuelo biplaza. Acompañado de un piloto experto, la Escuela de Parapente Pirineos, de Castejón de Sos, ofrece vuelos sin necesidad de tener experiencia y para aventureros de cualquier edad. Y es que, el vuelo en parapente biplaza es la forma más fácil y segura de tomar contacto con este deporte, por lo que no se requiere ningún conocimiento previo.
Otro modo de disfrutar de la naturaleza es adentrarse en ella a lomos de un caballo, una opción interesante tanto para familias como parejas o grupos de amigos. “La equitación permite observar el paisaje de otra manera, acompañando el suave movimiento del caballo y escuchando sus cascos al caminar”, apuntan desde Caballos El Pesebre. La compañía organiza paseos a caballo desde 1996 en un entorno tan privilegiado como es Castiello de Jaca, con vistas al valle medio del río Aragón bajo el pico Collarada.
La Selva de Oza también resulta de obligada visita dentro del pirineo aragonés en estas fechas del calendario y su extenso bosque de hayas, abetos monumentales y pinos puede contemplarse desde las alturas gracias a la Vía Ferrata Articalena de Aragón Aventura. Tal y como explican desde TDA, las Vías Ferratas, concebidas como senderos aéreos verticales, nacieron en los Dolomitas italianos y sirven para acercar la escalada al gran público. Un Kit de Vía Ferrata y la supervisión y conducción de un Guía Titulado garantizan la máxima seguridad durante todo el recorrido.
Algo más al sur, aunque sin salir de la provincia de Huesca, se encuentra la Sierra de Loarre y su imponente castillo, escenario de películas como El reino de los cielos. Montados en un 4×4 es posible descubrir los rincones más conocidos y los más recónditos de esta cadena montañosa, observando los cambios de color que ofrece el otoño en este mágico lugar. La ruta ‘Los confines de Loarre’, organizada por Locura de vida, permite al visitante conocer a bordo de un todoterreno la fortaleza medieval del siglo XI, la ermita de Santa Marina y la cara norte de la Sierra de Loarre, desde la que se divisa el Pirineo en todo su esplendor.
Otra excelente alternativa de cara al otoño, cuando el frío impide entrar en el agua, es el descenso del Barranco seco de Basender de la mano de Avalancha Aventura, perfecto para quienes desean iniciarse en el mundo de los barrancos. Se trata de uno de los cañones más bellos de la Sierra de Guara. Finaliza en el Río Vero, enmarcado en un paraje de colosales murallas de caliza naranja.
Sinuosos pasillos, grandes bóvedas de roca, caprichosas formaciones, galerías bien marcadas y una vegetación que da color a la bajada, son solo algunos de los elementos que los visitantes encontrarán en su recorrido.