Hablar de Peñafiel es hablar de vino. Botellas, barricas, bodegas, catas, uvas… son palabras que se apoderan de nuestro cerebro sin apenas darnos cuenta. Porque Peñafiel es un lugar especial para los amantes del vino y la D.O. Ribera del Duero; pero para los que no, esta preciosa ciudad vallisoletana es mucho más: cultura y arte, monumentos e historia de siglos pretéritos que dejan en cada rincón un retrato imborrable. Es un lugar para no tener prisa, para saborear a cada paso. Capeas en verano, la Semana Santa o las ferias en torno al vino en otoño y primavera hacen de Peñafiel un destino posible en todas las estaciones del año.
Cualquier momento es bueno para visitar Peñafiel y ver la Plaza del Coso, para caminar por las estrechas calles de la villa o degustar un lechazo al horno de leña regado un Ribera del Duero. A tan sólo 50 kilómetros de Valladolid y a poco más de una hora y media de Madrid, la oferta cultural, enológica, gastronómica y de ocio convierten Peñafiel en uno de los destinos turísticos más importantes de Castilla y León. Villa Histórica repoblada en el año 912 y reconquistada en el 1013, Peñafiel cuenta con cuatro museos que complementan la oferta turística de la villa. El Museo Provincial del Vino, ubicado en el castillo, es el más visitado de la provincia y uno de los grandes atractivos turísticos de la zona, pero no el único, ya que la oferta se completa con el Museo de Arte Sacro, el Aula de Arqueología, la Casa de la Ribera y Cosovisión.
El Museo Provincial del Vino es uno de los más visitados de Castilla y León. Parte de su éxito se debe a la mezcla de su belleza y valor cultural. Pues nos encontramos en el Castillo de Peñafiel, del siglo X. Considerado como una de las fortificaciones más bellas del medievo español, caso típico de los castillos roqueros, su aspecto actual es producto de las mejoras realizadas en los siglos XIV y XV en la época del infante don Juan Manuel, señor de la villa. Declarado Monumento Nacional en 1917, en la actualidad se ha convertido en todo un emblema para el enoturismo de la Ribera del Duero. Cabe recordar que Peñafiel en la baja Edad Media fue un punto estratégico de enorme importancia, en la línea defensiva del Duero, tanto para cristianos como para musulmanes.
Desde el cerro, el castillo dominaba los valles de los ríos Duero, Duratón y Botijas, y protegía a la población. Castillo elegante y sobrio, cuenta la historia que en 983 se apoderó de él el mítico caudillo del Califato de Córdoba Almanzor. Fue en 1013, cuando el conde castellano Sancho García recuperó la plaza; a él otorga la leyenda (quién sabe) el cambio del primitivo nombre de Peña Falcón por el de Peñafiel (en latín Penna Fidele); cuando el conde Sancho García lo toma a los árabes y pronuncia la célebre frase «desde hoy en adelante esta será la peña más fiel de Castilla».
El Museo Provincial del Vino se instaló en el Castillo de Peñafiel en 1999 y, desde entonces, es un lugar de peregrinación para los más enamorados del enoturismo. La visita al Museo Provincial del Vino es todo un recorrido por la historia y la cultura del vino que nos acerca a las técnicas de producción y elaboración de los caldos de la Ribera del Duero, destacando la sala de catas, donde es posible realizar una degustación guiada de diversos vinos de la Denominación de Origen Ribera del Duero, así como asistir a cursos y catas profesionales.
La Plaza del Coso de Peñafiel, declarada Bien de Interés Cultural en 1999, está formada por 48 edificios de dos y tres plantas construidos en adobe, piedra y madera. En los edificios destaca la abundancia de balcones de madera muy decorados con hojas, flores o frutos. Los balcones se convierten durante la celebración de las Fiestas de Nuestra Señora y San Roque en palcos desde los que se pueden ver los festejos taurinos. La Plaza del Coso cuenta con esta peculiaridad, el derecho consuetudinario, es decir, basado en la costumbre de «derecho de vistas». Esta servidumbre permite a los propietarios del balcón contemplar los festejos taurinos desde los balcones de la Plaza del Coso sean o no propietarios de la vivienda.
Creada para la celebración de espectáculos taurinos, es utilizada para otros motivos a lo largo del año, como el acto de la Bajada del Ángel el Domingo de Resurrección, fiesta declarada de Interés Turístico Regional. La Plaza del Coso es un atractivo turístico de primer orden en Peñafiel, pero lo es aún más del 14 al 18 de agosto, fechas en las que se celebran las Fiestas de Nuestra Señora y San Roque, también declaradas de Interés Turístico Regional. Con motivo de las fiestas se instala un ruedo en el interior de la plaza que permite la suelta de reses al estilo de la villa, es decir: con un toro por dentro del ruedo y otro por fuera, una peculiaridad que ha otorgado a las fiestas de Peñafiel una fama que traspasa las fronteras nacionales.
Otro lugar de enorme belleza es la Iglesia y Convento de San Pablo. Cuenta la historia que en el antiguo alcázar de Alfonso X El Sabio, el Infante Don Juan Manuel levantó en 1324 el actual convento gótico-mudéjar donde se hizo enterrar. Este emblemático monumento peñafielense fue declarado Bien de Interés Cultural en 1931. El exterior destaca por la exuberancia de los arcos realizados en ladrillo, en estilo gótico mudéjar, que contrastan radicalmente con la rica decoración de la capilla funeraria de los Manuel, construida dos siglos más tarde en estilo plateresco.
La capilla funeraria de Don Juan Manuel de Villena, de estilo plateresco con reminiscencias góticas, es una pieza sobresaliente del Renacimiento español. Construida en piedra caliza muy blanca, labrada minuciosamente y conservada en muy buen estado, es uno de los atractivos de Peñafiel para los amantes del turismo cultural. Personaje ilustre de la villa, el infante Don Juan Manuel (1282-1348), señor, duque y príncipe de Villena y sobrino del rey Alfonso X el Sabio, elige Peñafiel como el lugar preferido de todos sus estados repartidos por varios lugares de la geografía española.
Nuestra siguiente visita debe ser la Torre del Reloj, lo único que queda en pie de la antigua iglesia románica de San Esteban, fundada en el año 1086. La torre, gótica del siglo XIII y el reloj del siglo XIX son muestras del anacronismo lógico de estos edificios. Es la edificación conservada de mayor antigüedad en la villa. La Iglesia de San Esteban fue uno de los primeros recintos religiosos de Peñafiel y una de las iglesias más importantes de la comarca hasta los siglos XV y XVI.
La Iglesia de Santa María, también conocida como de Santa María de Mediavilla era el lugar de reunión del Cabildo de Peñafiel y sede del archivo de los hidalgos de la villa. Es sede del Museo Comarcal de Arte Sacro. La parroquia de San Miguel es una de las más emblemáticas de Peñafiel. De arquitectura sobria y elegante cuenta con restos románicos adosados en el lado del Evangelio. En el interior, destacamos el crucero cubierto con cúpula apoyada sobre pechinas. Alberga importantes retablos barrocos, dedicados a las lágrimas de San Pedro, San Roque, el retablo mayor a San Miguel, San Francisco de Borja, Santa Teresa de Jesús, el retablo mayor de San Salvador de los Escapulados, el Nazareno o el del Carmen, además del Calvario.
Son muy famosas las bodegas subterráneas ubicadas en la falda del Castillo. Algunas son muy antiguas, de finales del siglo XV. Las hay de grandes dimensiones, donde antiguamente antes de crearse las nuevas cooperativas o bodegas, los cosecheros del vino lo guardaban en estas galerías que mantienen durante todo el año la misma temperatura (aprox.15 °C) y humedad (aprox. 80%), lo que permitía conservarlo en perfecto estado. Entre éstas se encuentran las Bodegas Protos, que con más de 2 km. de galerías y 3.000 barricas, la mayor de la zona..
En la amplia y variada gastronomía de Peñafiel destacamos la calidad de la materia prima empleada que llega a la mesa transformada en verdadero deleite para nuestros sentidos. Además del afamado lechazo asado en horno de leña, el vino de la Ribera del Duero y el queso «Flor de Esgueva», el amplio abanico de posibilidades que ofrece la restauración de Peñafiel, incluye suculentos guisos de caza de la zona: liebre, conejo, codorniz, pichón, perdiz, sopas de ajo, legumbres, espárragos… En cuanto a los postres para culminar una buena comida, sin duda, los caseros: queso con membrillo, natillas, arroz con leche, rosquillas de palo o bizcochos de Santa Clara.
Peñafiel es esto y mucho más. Lo mejor, recordarlo cómo se vivió y para eso hay que ir y perderse por sus calles, con el olor a leña quemada y lechazo… a vino y a alegría. Mucha alegría.
Peñafiel se encuentra situada en una encrucijada de caminos, a 56 Km. de Valladolid, en dirección este. Desde Madrid son algo más de 175 Km. Se puede llegar por la A1 y luego en Aranda de Duero coger la Ctra. N. 122 dirección Valladolid. También se puede llegar por la autovía Segovia-Valladolid y tomar la salida dirección C-213 a Peñafiel a la altura de Cuéllar.
– Desde Madrid: A-I. Desde Aranda de Duero N-122
– Desde Valladolid: N-122
– Desde Segovia: CL-601. En Cuéllar C-213
– Desde Soria: N-122
– Desde Salamanca: N-620. En Valladolid: N-122
– Desde Burgos: N-I. En Aranda de Duero: N-122
Nuestro agradecimiento al Excmo. Ayuntamiento de Peñafiel