Los días 22 y 24 de noviembre fueron históricos para el Teatro de la Zarzuela. En esas fechas el público pudo escuchar (en versión de concierto), y por primera vez en euskera en este Teatro, una de las obras más desconocidas de Jesús Guridi: el idilio lírico en dos actos ‘Mirentxu’.
Fue después de 52 años de silencio en este escenario, donde únicamente ha podido escucharse completa en dos ocasiones a lo largo de sus 163 años de historia, la última de ellas en 1967. Una vez más el Teatro de la plazuela de Jovellanos cumplió con una de sus labores esenciales como es la preservación, estudio, recuperación y divulgación de nuestro patrimonio lírico. El coliseo, después de iniciar la temporada con ‘El caserío’, culminó así su particular homenaje a uno de nuestros más brillantes músicos.
Con libreto de Jesús María de Arozamena y Alfredo Echave, en ‘Mirentxu’, según palabras de la experta musicóloga María Nagore Ferrer, “es indiscutible la belleza, que explica la popularidad de algunos números como el Preludio del primer acto o la preciosa y lírica aria final”. Así, Nagore Ferrer destaca que “la maestría compositiva de Guridi está puesta al servicio de un texto poético que es tratado con flexibilidad, sencillez y una paleta orquestal rica y elaborada pero envuelta en tonalidades suaves”.
Las distintas ‘Mirentxus’
‘Mirentxu’ se estrenó en el Teatro de los Campos Elíseos de Bilbao en 1910, y desde esa primera ocasión sufrió constantes modificaciones. Nagore Ferrer habla incluso de “seis o siete ‘Mirentxus’ distintas”, llegando incluso a convertirse en ópera, añadiendo para ello música a las partes dialogadas. En este formato fue presentada en su estreno de Barcelona en 1913, pero Guridi no quedó en absoluto satisfecho, convencido, a pesar de las críticas favorables, de que el público no comprendió la obra precisamente por tener ese formato de ópera. Por tanto, dos años después, en 1915, la presenta en Madrid, en el Teatro de la Zarzuela, pero en su versión original.
Una nueva adaptación de ‘Mirentxu’ se estrenó en el Teatro Arriaga de Bilbao en 1934, encargando Guridi la refundición del libreto a sus colaboradores habituales Federico Romero y Guillermo Fernández-Shaw. Para esta nueva versión, el compositor reinstrumentó toda la partitura; modificó algunos números y añadió otros nuevos, intentando no desvirtuar la obra.
En 1947, el compositor pidió al escritor Jesús María de Arozamena una nueva revisión de la obra. Arozamena partió de la versión de 1934, utilizando también elementos del libreto original de Echave, y escribió dos versiones, en castellano y en vasco. Esta última y definitiva ‘Mirentxu’ fue estrenada por la Compañía Lírica Donostiarra en el Teatro del Gran Kursaal de San Sebastián precisamente el 24 de noviembre de 1947, recibiendo el Premio Nacional de Teatro Ruperto Chapí. Y es esta versión “definitiva” la que se podrá escuchar estos días en el Teatro de la Zarzuela de Madrid.
A pesar de que no se han podido hallar datos documentados de que la obra se presentara como ópera más allá de su estreno de Barcelona, persiste desde siempre la misma pregunta: ¿Es ‘Mirentxu’ una ópera o una zarzuela? Nagore Ferrer responde: “Como afirma acertadamente Ramón Lazkano en su introducción a la edición crítica publicada por el Instituto Complutense de Ciencias Musicales en 2009, la indefinición de la obra no dejó de plantear problemas a Guridi durante los más de treinta años de gestación de la obra definitiva: se trata de una obra «a medio camino entre un singspiel y una zarzuela éuscara, o de un drama verista y una escena pastoral».”
La doble cita en La Zarzuela
En la doble cita con ‘Mirentxu’ en el Teatro de la Zarzuela, el podio fue asumido por Óliver Díaz, quien se enfrentó a la maestría orquestadora de Guridi; a su inspiración en la creación de melodías o a la minuciosa arquitectura vocal de la obra. Para encarar todas estas demandas, contó con un equilibrado reparto de voces extraordinariamente adecuadas a las exigencias del compositor.
La soprano Ainhoa Arteta interpretó el papel de Mirentxu, hija de Manu el molinero, y prima de Raimundo, que vive con ellos y de quien está enamorada sin éxito. El papel de Raimundo, enamorado a su vez de Presen, amiga de Mirentxu, lo asumió el tenor Mikeldi Atxalandabaso. El bajo-barítono Christopher Robertson hizo las veces de Txanton, el anciano que cuida de los niños –cuya hermana mayor es Presen– en la casa vecina al molino donde habitan Manu, Mirentxu y Raimundo. El rol de Presen fue encarnado por la mezzosoprano Marifé Nogales. Por su parte, el barítono José Manuel Díaz dio vida a Manu. A todos ellos se unieron también como solistas el barítono Mario Villoria, componente del Coro Titular del Teatro de la Zarzuela, y los niños Patricia Valverde y Azahara Bedmar, miembros del Coro de Voces Blancas Sinan Kay.
La historia de ‘Mirentxu’ en esta ocasión está recreada por el reconocido dramaturgo Borja Ortiz de Gondra y fue el actor Carlos Hipólito quien entre los números musicales vaya desdoblando la sucesión de acontecimientos que desembocarán en la tragedia final.
La Orquesta de la Comunidad de Madrid, Titular del Teatro, y el Coro Titular del Teatro de la Zarzuela, completaron el cuadro artístico de esta histórica recuperación que contó con un hito más: la grabación y posterior emisión de la obra por parte de Radio Clásica de RTVE. La decisiva importancia de este registro consiste en que hasta la fecha no existen grabaciones válidas de ‘Mirentxu’.