Marruecos se consolida como el destino preferido por los españoles para viajar en familia este último trimestre del año. Le siguen, en el Top3, Egipto (que sustituye a Finlandia como segundo destino más escogido) y Costa Rica, que comparte el tercer puesto con Tailandia. Así lo revelan los datos internos de la plataforma de viajes sostenibles Evaneos, que apunta también que un 22% de los viajes realizados son en familia, frente a otros como los de pareja, en grupos de amigos o en solitario.
De acuerdo con la plataforma, el gasto medio por persona y día que dedicamos a estos viajes se mantiene en unos 175€, pero la duración de estancia media para viajes en familia también ha aumentado en dos días: ahora suelen ser 10 días, por lo que el coste total sube.
“Cuando viajamos en familia compartimos vivencias y momentos únicos fuera de la rutina, lo que nos ofrece una oportunidad única para fortalecer los vínculos y generar recuerdos imborrables. En estos casos resulta fundamental promover valores como el respeto y la apertura mental. Por esta razón, cada vez más familias optan por destinos y rutas que no solo respeten el entorno natural, sino que también valoren y beneficien a las comunidades que nos reciben durante nuestras vacaciones”, comenta Viola Migliori, responsable del sur de Europa de Evaneos.
Moverse en camellos por el desierto, surfear dunas, o visitar santuarios de tortugas son algunas de las actividades más demandadas, en estos destinos, por las familias españolas, que suelen preferir experiencias de comunión con la naturaleza y los animales frente a los escenarios urbanos. “A los pequeños les entusiasman los manantiales, los toboganes, los paseos en la naturaleza, los santuarios de animales. Viajar con ellos a lugares donde salen por completo de su entorno habitual es verdaderamente enriquecedor”, explica Phil, guía local de Evaneos en Costa Rica.
Decálogo de expertos agentes locales de Evaneos para viajar en familia
Según una reciente encuesta llevada a cabo por Evaneos en torno a viajar y el estrés, aunque viajar en familia es una de las opciones más deseables (80%), los encuestados confiesan que viajar con niños puede ser muy estresante.
Los agentes locales de Evaneos, que reciben y acompañan a las familias en los destinos, están acostumbrados a gestionar las preferencias y necesidades de cada tipo de viajeros, y estas son sus recomendaciones para que la experiencia sea óptima y disfrutable para todos, especialmente cuando se viaja con hijos pequeños:
Planear juntos: Hacer a todos los integrantes de la expedición partícipes del viaje desde el principio aumenta el entusiasmo y la ilusión. Podemos dar a elegir varias actividades que se pueden hacer en el destino o mostrarles lugares que vamos a ver e investigar juntos la historia. Todo ello hará que disfruten mucho más la experiencia.
Equipaje ligero pero completo: Informarnos acerca del clima y las actividades que vamos a realizar en destino y preparar todo lo necesario forma también parte del viaje. Importante, si el trayecto es largo, es llevar una muda completa en el equipaje de mano para poder estar más cómodos y estar preparados si se manchan o hay algún problema con las maletas. No olvidar siempre un chubasquero ligero, ropa transpirable y tanto botas de suela firme como chanclas cómodas, para estar preparados en distintos entornos.
Lugares accesibles: ‘Cargar’ con los niños puede ser difícil, por tanto es mucho mejor evitar itinerarios demasiado extenuantes. Elige rutas y destinos accesibles y cómodos (de cuatro horas máximo), así como actividades ligeras y relajadas según la edad de los más pequeños. Esto no significa que tengamos que descartar lugares poco urbanizados o experiencias diversas, pero sí que tengamos en cuenta si hay que caminar demasiado o estar varias horas en un transporte, etc.
Botiquín apropiado: Es importante atender a la vacunación recomendada y proteger a toda la familia siempre que sea posible. Además, llevar un pequeño botiquín con, por ejemplo, repelente de insectos o pantalla solar en según qué sitios es clave. El kit básico incluye un termómetro digital, tiritas, antitérmicos y antidiarreicos o pastillas para el mareo, dependiendo de la ruta elegida.
Comida ‘fácil’: Disfrutar de la gastronomía local es una parte muy importante en los viajes, pero los sabores muy extremos (demasiado picantes o demasiado dulces) o unos ingredientes a los que no están acostumbrados pueden hacer difícil el momento de la comida. Probar cosas juntos y hacer que sea de una forma divertida les ayudará y lo disfrutarán mucho más.
Cuidado con el agua: Aunque vayamos a lugares donde el agua del grifo sea segura, el cambio de la misma puede causar molestias estomacales en los niños, así que aseguraos de beber siempre agua embotellada, especialmente en tiendas callejeras. Y cuidado también con el hielo.
El descanso es importante: Si el viaje ha sido largo e incluye cambio de huso horario, todos sufrirán, pero especialmente los niños, que estarán cansados e irritables. Empieza a introducir el nuevo horario ya desde el avión, para que la transición sea más suave. Y ya en destino, cuida de que exista una buena rutina de sueño para poder disfrutar frescos de cada día.
Un kit de juegos: Los tiempos muertos en aeropuertos, en transportes (¡o esperando a ver pasar ñus en un safari!) pueden ser largos y pesados. Está muy bien llevar un pequeño set de juegos de mesa portátiles, cartas o unos dados de contar historias, para entretenerles.
Organizado pero flexible: Es tan importante tener una agenda organizada en destino, como tener la posibilidad de cambiarla en el último momento si los niños están más cansados o ‘necesitan’ una actividad distinta en un momento dado.
Viaja con una agencia local: Contar con el asesoramiento y guía de expertos locales ayuda no solo a descubrir mucho mejor la cultura y el entorno, sino también en caso de algún problema médico, burocrático o idiomático.
Y no olvides un extra tip: la paciencia. Muchas veces no podrás hacer todo lo que habías planeado en un destino, o quizá habrá que esperar una cola o ‘hacer guardia’ durante bastante tiempo para ver un animal o una puesta de sol. Armarnos de paciencia y buen humor es fundamental en estos casos.
”Los niños que viajan con su familia son adultos más abiertos y conscientes con el mundo que nos rodea, tanto a nivel de diversidad social como de protección de la naturaleza. Viajar de manera responsable también se aprende” concluye Migliori.