Con cerca de 600 años de historia, Funchal es el mayor centro urbano del archipiélago de Madeira y el que concentra un mayor volumen de atractivos turísticos, de ocio, gastronómicos, culturales y por supuesto, artísticos, combinando modernidad y tradición en cada una de sus calles, plazas y largas avenidas. Desde la bella e histórica Catedral de Sé, pasando por sus museos, monumentos o extensos jardines como el de Parque Santa Catarina con sus vistas a la bahía de Funchal y la capilla dedicada a la santa; el Jardín Municipal de Funchal o el Jardín Tropical Monte Palace, con más de 10.000 especies, que recrean un pequeño paraíso en la isla.
Sin olvidar la Marina de Funchal, con su gran variedad de embarcaciones y el mejor punto de la isla para disfrutar de los espectáculos pirotécnicos; y otros edificios emblemáticos como el Mercado dos Lavradores. Ubicado en el corazón del centro histórico, es resultado de una combinación de Art decó y Modernismo, decorado con paneles de azulejos de 1940 y punto de encuentro de turistas y locales con sus puestos y cafeterías.
Con un total de 10 barrios y más de 110.000 habitaciones, la ciudad respira y cuenta con el aroma suave de la hierba silvestre a la que debe su nombre Foeniculum Vulgare, tradicionalmente conocida como hinojo (“funcho” en portugués), que en aquella época existía en abundancia en esta población, y esconde otras agradables sorpresas para el viajero.
Galería permanente al aire libre
Sin duda, la creatividad en la Zona Vieja o centro histórico de la ciudad permite pasear por la ciudad con otro punto de vista. Entre las actividades de dinamización orientadas a que la creatividad esté presente todo el año, destaca el proyecto de Portas Pintadas o “Arte de Puertas Abiertas” en Santa María Maior, un barrio con una iglesia del mismo nombre.
Esta iniciativa ha impulsado y renovado la cara de zona vieja de Funchal de Madeira mediante pinturas e intervenciones artísticas en las puertas de casas, tiendas, espacios y fachadas de sus edificios, que estaban abandonados, y reconvirtiendo sus calles en una galería de arte permanente al aire libre. Todo ello ha dado como resultado la dinamización social y cultural del barrio a través de la recuperación creativa por parte de artistas y artesanos locales y, en general, de la comunidad artística madeirense.
Un rincón llena de colorido e ideal para llevarse un grato recuerdo del paso por el destino, que prosigue con un agradable paseo por las estrechas calles de adoquinado y las fachadas de las casas antiguas recuperadas hasta el Mercado dos Lavradores.
En este barrio también se encuentra el Teleférico de Funchal de Madeira, que une la Zona Vieja de la ciudad con la parroquia de Monte en unos 15 minutos, ofreciendo unas espectaculares vistas de toda la bahía de Funchal. Además de otros edificios históricos como el restaurado Fuerte de Santiago construido en 1614 para defender el Puerto de Funchal; la iglesia de Santa María, (siglo XVI) y la Capilla del Cuerpo Santo, del siglo XV.
La Zona Vieja constituye también una gran atracción de la vida nocturna madeirense con sus casas de fado y bares con música ambiente, donde se sirve la tradicional poncha, o restaurantes para degustar las delicias culinarias de Madeira, como el filete de pez espada o la brocheta de carne de res sazonada con ajo, sal y laurel.
Fotos: Francisco Correia