A tan sólo una hora y media de Madrid, en la provincia de Burgos, y sobre una colina que se yergue majestuosa sobre la llanura del río Arlanza, se encuentra uno de los pueblos más bonitos de España: Lerma. Una localidad que aún conserva vestigios de su pasado medieval y que es uno de los ejemplos de la arquitectura monumental del siglo XVII. Conocida como la villa ducal de Lerma, esta antigua encrucijada de caminos hoy se convierte en el punto de partida perfecto para hacer una escapada por sus alrededores y descubrir otros tesoros del territorio burgalés.
Antes de adentrarse en los alrededores de Lerma, las calles empedradas del casco urbano invitan a sumergirse en la época dorada de la villa. En este recorrido, se pueden admirar los edificios más emblemáticos que se conservan de los tiempos en los que el poderoso duque de Lerma convirtió la villa en exponente de su gran poderío político y lugar de residencia temporal de los reyes. Entre estos edificios destaca el impresionante Palacio Ducal, hoy Parador Nacional, que en numerosas ocasiones acogió al rey Felipe II y a la familia real; la gran Plaza Ducal, la Colegiata de San Pedro, el monasterio de San Blas, el monasterio de la Madre de Dios y el monasterio de la Ascensión y los conventos de Santa Teresa y San Francisco de los Reyes.
Después de adentrarse en el rico legado histórico de la villa, donde otros personajes ilustres como el escritor José Zorrilla también dejaron su huella (y su casa), se puede disfrutar de una vista panorámica del entorno desde la cima del altozano donde se asienta Lerma. Desde el Mirador de Los Arcos se contempla la belleza de la vega del Arlanza, un valle que se extiende majestuoso y ofrece numerosas oportunidades para explorar y descubrir sus tesoros.
Arte medieval y monacal en los alrededores de Lerma
Los parajes que rodean a Lerma son ricos en lugares de interés arquitectónico y cultural. A tan sólo 20 minutos en coche se encuentra Covarrubias, cuyo centro histórico y en especial las plazas del Obispo Peña y de Doña Sancha, es uno de los ejemplos más impresionantes de la arquitectura medieval castellana. Un pueblo de postal en cuyas calles empedradas, flanqueadas por típicas casas rachelas con soportales y vigas de madera, perderse es viajar en el tiempo.
Junto a Lerma y Covarrubias forma el conocido como ‘Triángulo del Arte’ la localidad de Santo Domingo de Silos, situada a menos de 30 minutos de la villa ducal. El monasterio del mismo nombre conserva en el interior un claustro monacal de origen visigodo, que deslumbra, entre otros detalles, por la belleza de sus capiteles y su artesonado. Un tesoro cuya fama transciende fronteras. Una visita durante el horario de misa permite deleitarse con otro de los atractivos del monasterio, el celestial canto gregoriano de los monjes.
Rutas en la naturaleza, entre bosques, lagunas y desfiladeros
Para los amantes de la naturaleza, los alrededores de Lerma ofrecen numerosas posibilidades para hacer senderismo, rutas en bicicleta y otras actividades al aire libre. Desde pequeños recorridos por el entorno más cercano a la localidad hasta grandes excursiones que brindan la oportunidad de explorar la flora y la fauna del territorio. Entre las diversas rutas por los terrenos más próximos a la localidad se encuentra el itinerario que sigue la pista a uno de los personajes destacados de la zona, el Cura Merino, cuyo monumento se encuentra situado junto a la Oficina de Turismo de Lerma, en el Monasterio de Santa Teresa. El clérigo, que se rebeló contra las tropas de Napoleón en la Guerra de la Independencia, es el protagonista de un recorrido-homenaje por las tierras que le vieron nacer y correr.
Más allá de los senderos que bordean Lerma y sus alrededores, hay otros parajes del entorno que merecen una visita- Es el caso del recientemente declarado Parque Natural Sabinares del Arlanza-La Yecla, a menos de 30 minutos en coche de la villa ducal. Aquí se extienden algunos de los sabinares más extensos y mejor conservados del mundo: algunas de estas sabinas superan los dos mil años de antigüedad. Estas grandes extensiones de bosque son además el hábitat de numerosas especies, un paraíso para la observación de fauna y flora. Uno de los enclaves más impresionantes es el desfiladero de la Yecla, una profunda garganta que se puede recorrer gracias a varias pasarelas y que hará las delicias también de los niños, despertando su imaginación sobre las impresionantes atalayas de tierra que se alzan en el camino.
De la escultura más grande del mundo a enoturismo con solera
Además de cultura y naturaleza, Lerma esconde otros secretos inesperados. Como el Territorio Artlanza, la Escultura Más Grande del Mundo. A tan sólo diez minutos en coche desde la villa ducal, en la localidad de Quintanilla del Agua, el artista Félix Yáñez ha recreado a tamaño real un pueblo tradicional de la comarca burgalesa, en el que se puede apreciar el modo de vida regional desde la Edad Media hasta el siglo pasado. Este gran espacio museístico ocupa más de 8.000 m2 y tiene casas, plazas y hasta dos teatros, todo ello construido a partir de materiales reciclados, rescatados de casas viejas, escombreras o procedentes de donaciones. Una parada imprescindible para las familias viajeras.
Y estando en el corazón del valle del Arlanza, cómo no coronar la escapada con un baño de buen vino. La tradición vitivinícola de la comarca se remonta al siglo X y su legado se refleja en las antiguas bodegas que se esconden bajo las casas Lerma, conectadas por galerías y que se pueden conocer a través de visitas guiadas y catas comentadas.
De los viñedos que se extienden por el paisaje nacen los vinos con denominación de origen propia D.O. Arlanza. La Ruta del Vino de Arlanza reúne la propuesta enoturística del territorio y permite disfrutar de visitas a bodegas y viñedos, catas y un sinfín de actividades vinculadas con la cultura vitivinícola de la zona. Una cultura del vino que tiene como protagonistas a unos caldos elaborados en su mayoría con uva Tempranillo y que reflejan en su color, olor y gusto de la belleza y dureza del paisaje y la naturaleza de este territorio burgalés. Estos vinos acompañan platos igual de exquisitos, como el famoso lechazo, uno de los platos estrella de estas tierras y que abandera una propuesta gastronómica, que, junto a los vinos, cautiva a quienes visitan la comarca.