El programa de esta primera cita estuvo compuesto por cuatro piezas interpretadas en algo más de hora y media. Arrancó con Les Offrandes oublièes, compuesta en 1931 por Olivier Messiaen, una “meditación sinfónica” en forma de tríptico y temprano testimonio de su vocación religiosa. Continuó con el estreno absoluto de Elegía concertante, encargo del festival al compositor Joseba Torre, quien afirma que “la percepción del discurso temporal, la creación de un sistema compositivo aplicado a duraciones y alturas de manera similar, o una marcada voluntad melódica microinterválica representan ideales compositivos que han acompañado mi trabajo desde los primeros momentos”.
Tras el descanso, la ONE dio vida a la partitura de De ecos y sombras, compuesta por Cristóbal Halfter en 2009; una creación que reflexiona sobre las relaciones entre los ecos y sonidos, luces y sobras. “Hace tiempo que me preocupa esta idea del eco, de la sobra, de lo que queda y también de la creación de sonoridades y luces que produzcan energía para crear mi propio eco y mi sombra en un futuro”.
El concierto finalizó con Concert à quatre, testamento orquestal que Olivier Messiaen compuso en 1991; una de sus pocas composiciones con título abstracto dividida en cuatro partes: Entrée, Vocalise, Cadenza, Rondeau. Esta obra fue interpretada por Juan Carlos Garvayo, piano; Robert Silla, oboe; José Sotorres, flauta; y Ángel Luis Quintana, violonchelo.
El concierto fue retransmitido en directo por Radio Clásica, de RNE.