El Museo del Prado y la Fundación AXA, con la especial colaboración del Museo del Louvre y la participación del Museo Ingres de Montauban, que han prestado las pinturas más emblemáticas del maestro, presentan la primera exposición monográfica en España dedicada a la obra de Jean-Auguste Dominique Ingres (1780-1867), uno de los pintores más influyentes en el devenir de la pintura de los siglos XIX y XX, del que no se conserva ninguna obra en colecciones públicas españolas.
La exposición traza un recorrido cronológico-temático por más de 60 obras entre las que, además de los emblemáticos ejemplos procedentes de Francia como La gran odalisca, que ha salido en contadas ocasiones del Museo del Louvre, o El sueño de Ossian del Museo de Ingres, se incluyen pinturas cedidas por instituciones belgas, inglesas, italianas y norteamericanas como La condesa de Haussonville o La Sra. Moitessier, iconos del género del retrato que hoy son universales. Una ocasión extraordinaria que ofrece al visitante del Prado una experiencia de conjunto difícilmente repetible.
El Museo del Prado y la Fundación AXA presentan “Ingres”, la primera exposición monográfica que se dedica en España a uno de los pintores más significativos del arte universal que, debido a circunstancias históricas complejas, no está representado en las colecciones públicas españolas. Razón por la cual esta revisión integral de la figura de Jean-Auguste Dominique Ingres ofrecerá al visitante una ocasión única y extraordinaria en el Prado para comprender y analizar la relación del maestro francés con los movimientos artísticos de su tiempo –neoclasicismo, romanticismo y realismo- que no consiguieron desvirtuar ni su estilo ni su ideología.
Llevado por el impulso romántico de la búsqueda de la belleza ideal, que en él fue resultado de su atracción por la grandeza del pasado clásico y su fascinación por el arte de Rafael, Ingres engrandeció los géneros del retrato, del desnudo y la pintura de historia. Sus extraordinarias dotes como dibujante le sitúan además en la cúspide de esta disciplina y revelan su incansable búsqueda de perfección.
Sin embargo, su obra escapa a cualquier clasificación ya que exploró todos los temas y proposiciones estéticas de su época, pero rechazó las trabas a la libertad de elección de una escuela, de un movimiento o de un estilo. Prueba de su carácter singular es la trascendencia que ha encontrado como precursor fundamental del lenguaje de las vanguardias y la abstracción y la influencia que ejerció, por ejemplo, en algunos de los pintores españoles más sobresalientes como Federico de Madrazo, Pablo Picasso o un joven Salvador Dalí.