La bodega fue fundada en 1995 por Miguel Ángel de Gregorio, ingeniero agrónomo, enólogo y bodeguero manchego de nacimiento pero riojano de adopción. Miguel Ángel es el prototipo perfecto de elaborador con vino en las venas. Tanto su padre como su tío fueron elaboradores en Marqués de Murrieta y él mismo trabajó en bodegas Bretón antes de lanzarse con su propia bodega.
Se lanzó precisamente cuando a su llegada a Briones, descubrió un terruño singular con el que siempre había soñado. Empezó a comprar pequeñas parcelas de viñedo viejo y a intentar conocer y comprender cada pago. Unos pagos en laderas, con un terreno rojizo por la presencia de arcilla, en la que actualmente extrae con una precisión de cirujano, sus impresionantes vinos.
Apodado el “enfant terrible” de la Rioja por sus audaces decisiones, Miguel Ángel fue pionero en contraetiquetar sus vinos como genéricos. Eran los años 90 cuando decidió apartarse del sistema de catalogación y elaborar un vino al año. Defensor a ultranza de la Viura, elabora dos blancos de referencia, recuperando la identidad y personalidad de los históricos blancos riojanos, que nunca debieron abandonarse.
Con Allende y con su limitado vino de pago Aurus alcanzó un reconocimiento internacional superado por muy pocos. Desde una perspectiva moderna y la vez rigurosa, su bodega más personal se ha consolidado como una referencia en la forma de concebir vinos en Rioja.