Toledo es una de las ciudades con mayor atractivo para el turismo cultural de España, con su Catedral como referente, tanto por su valor arquitectónico y artístico, como como por su relevancia religiosa y símbolo de poder. La Catedral de Toledo es sede Primada, lo que significa que es de un rango superior al resto de sedes episcopales en España.
Esta Iglesia es uno de los templos góticos erigidos en la edad de oro de las Catedrales. En concreto, el templo es fruto del proceso de transformación de la Mezquita Mayor en Iglesia cristiana, iniciado en el siglo XIII. Bajo la advocación de Santa María, la Catedral Primada de España tiene peculiaridades en las que merece la pena pararse para contemplarlas con detenimiento.
El Arzobispado de Toledo se remonta al siglo VII, en la época visigoda, en la que aún no existe la Catedral. Salvo por un periodo breve durante la dominación musulmana, los arzobispos de Toledo han ostentado durante siglos uno de los cargos más poderosos junto con la figura del Rey.
LA SALA CAPITULAR: EL ALMA DE LA CATEDRAL
Todos los arzobispos de Toledo se encuentran retratados en la Sala Capitular de la Catedral, la que ha sido definida como el “alma de la Catedral”. Esta sala, compuesta por dos estancias, se construye a comienzos del siglo XVI y ha sido restaurada, acondicionada y dotada de una nueva iluminación recientemente. Ordenada realizar por el cardenal Cisneros, lleva su sello en un estilo a caballo entre el gótico tardío y el mudéjar, con toques platerescos.
La Sala Capitular la componen dos estancias. La antesala que precede a la principal acoge dos armarios que contienen las actas capitulares. Estos preciosos armarios, antiguamente, recogían el contenido de las reuniones del cabildo que se celebraban en la Sala Capitular.
La Sala Capitular es un espacio en el que llama la atención al visitante la sucesión de retratos de los arzobispos de Toledo. Dispuestos en orden cronológico y en filas, entre ellos se encuentra San Ildefonso, patrono de Toledo; el cardenal infante Fernando de Austria, hijo de Felipe III; o Guillermo de Croy, polémico por su designación ordenada por el emperador Carlos V.
Los treinta y dos primeros arzobispos de Toledo fueron retratados por Juan de Borgoña. A partir del Cardenal Tavera (siglo XVI), los retratos adquieren diferentes estilos, dependiendo del autor y el estilo de cada época. Los últimos retratos son de un realismo tal que su apariencia es la de una fotografía.
Las pinturas murales que decoran la estancia no son frescos sino pintura al óleo sobre el muro de yeso. En ellas se representan pasajes como el Juicio Final, escenas de la vida de la Virgen o de la Pasión de Cristo, realizadas en diversas épocas.
UNA CUSTODIA ÚNICA PARA EL CORPUS CRISTI TOLEDANO
La procesión del Corpus Cristi de Toledo es la más célebre de toda la ciudad y su origen se remonta, según algunos autores, al reinado de Alfonso X. Las calles se ornamentan y se cubren con ricos colores pero el elemento central de la festividad es la procesión del Santísimo de la Custodia.
La célebre custodia toledana es una obra de orfebrería única en la cristiandad. Se compone de dos custodias, un ostensorio interior, donde se guarda la Sagrada Forma, y una custodia mayor que la recubre. La pieza interior es la custodia de Isabel La Católica. Fue adquirida por el cardenal Cisneros y realizada con el primer oro traído de América por Cristóbal Colón.
Una segunda custodia acoge a la más pequeña. En ella están talladas escenas bíblicas y cuenta con una profusa decoración, gracias a las manos del orfebre Enrique Arfe, quien le da nombre a la custodia.
La custodia se expone de manera permanente en la Catedral sobre una peana barroca, dentro de una urna de cristal en un espacio de la primitiva sacristía.
LA PINACOTECA, UNA DE LAS JOYAS DESCONOCIDAS DE LA CATEDRAL
El museo de la Catedral merece una visita pausada. La pinacoteca es de una calidad que sorprende a quien la descubre por primera vez.
Situado en la sacristía y reformado de manera acertada, el museo cuenta actualmente con las condiciones de iluminación, disposición de las obras y temperatura perfectas para poder disfrutar de las obras. La sala principal es una estancia que crea las condiciones perfectas para el asombro. En la espectacular bóveda de Lucas Giordano se representa la imposición de la casulla a San Ildefonso de manos de la Virgen. Bajo esta espectacular bóveda y al final de la sala alargada, se encuentra “El Expolio” de El Greco. La ubicación y dimensiones de esta obra suman espectacularidad a los colores vibrantes y a una composición en la que destaca la figura central de Cristo y su manto rojo, color de la Pasión.
La obra representa el momento en que a Cristo se le despoja de su ropa, al inicio del relato de la Pasión. Este tema es el elegido porque preside el lugar destinado a que el sacerdote se vista para la liturgia. Esta obra causó una gran polémica por varios aspectos. Su aspecto pictórico porque, entre otras consideraciones, se representa a las llamadas “Tres Marías”, la Virgen, María Magdalena y María, la de Cleofás, y este hecho no aparece en los Evangelios. También fue mal considerado el hecho de que los personajes masculinos que rodean a Jesús vistan como militares y que, algunos de los que le rodean superen la altura de la cabeza de Cristo, disposición poco ortodoxa para la época.
Por el aspecto económico, el autor y el cabildo sostuvieron un pleito por el precio del cuadro. El Greco, que solía cobrar sus obras a buen precio, no lo consiguió en esta ocasión, tras una larga disputa.
Flanqueando esta obra se encuentra una de Goya. Se realizó conociendo el artista que iba a situarse junto a la obras del El Greco. Por esa razón, Goya pinta “El prendimiento de Jesús”, uno de los pasajes de la Pasión y que precede a la escena del Expolio. En ella encontramos un tratamiento de la luz similar a la de otras obras como “Los Fusilamientos del Dos de Mayo”.
Junto al “El Expolio” se encuentran retratos de temática religiosa de El Greco y, desde el techo, en uno de los vanos pintados por Giordano, este pintor nos observa junto a la representación de su familia.
En el museo catedralicio se encuentran obras de algunos de los pintores más importantes de la historia como el retrato de Paulo III de Tiziano. En esta obra, el papa Farnesio, a pesar de aparecer como un anciano de poblada y larga barba, se convierte en un personaje enérgico. Envuelto en una capa terciopelo rojo, muestra firmeza en su mirada y en el gesto de sus manos en las que destaca el anillo papal.
Otras obras que ofrece el museo son “La Sagrada Familia” de Van Dyck, “El entierro de Cristo” del veneciano Bellini o “La Dolorosa” de Luis Morales, “el Divino”.
CAPILLA DE SAN BLAS Y SU CIELO ESTRELLADO
Anexo a la Catedral, se encuentra el claustro bajo, llamado así porque está en un terreno por debajo del nivel de la calle de la fachada norte. Un espacio desde donde la torre de la Catedral proyecta su sombra entre los corredores decorados por pinturas de Francisco Bayeu, del siglo XVIII.
En una de los ángulos del claustro se sitúa la capilla de San Blas. Una estancia diáfana y sobria en cuyo centro se encuentra el imponente túmulo del arzobispo Tenorio junto al de su secretario y obispo de Plasencia, Vicente Arias. Fue el arzobispo Tenorio quien ordenó la construcción de la capilla para tal fin a finales del siglo XIV.
Rompe la sobriedad de la capilla las pinturas que decoran la estancia. En especial, la vibrante azul del cielo estrellado sobre el techo nervado. Tras la restauración capilla, los colores de se muestran vivos, profundos, como si no hubiera pasado el tiempo por ellos.
Las representaciones del Credo con pasajes como la Anunciación, la Ascensión de Cristo o el de Pentecostés se muestran en un estilo propio de los maestros italianos de época.
HISTORIAS DE LA RECONQUISTA
En la nave central, en el coro y el Altar Mayor se plasman retazos de la historia de la Reconquista. En el coro bajo, pasaje a pasaje, representados en el respaldo de cada escaño se encuentran los hitos que preceden a la toma de Granada. De este modo, recorriendo el coro se daba a conocer a los parroquianos la historia de la Reconquista.
Junto con el fin pedagógico, se acompaña el moralizante. Las misericordias son pequeños soportes en el escaño que se utilizaban para que, aun permaneciendo de pie, los asistentes a las liturgias se pudieran apoyar. En estas piezas de madera se representan algunos pasajes legendarios, vicios o pecados advirtiendo a los fieles del peligro.
Frente al coro, el Altar Mayor está flanqueado por esculturas que representan reyes y algunos de los personajes célebres de la Reconquista. Uno de ellos es el alfaquí Abu Walid. Se trata de un experto en leyes que intercedió entre el rey Alfonso VI y el arzobispo de Toledo cuando, aprovechando la ausencia del Rey, el arzobispo y la Reina Costanza quisieron acabar con la mezquita. El rey decidió castigar duramente el agravio, pero fueron los propios musulmanes, con Abu Walid a la cabeza, quienes solicitaron el perdón real y aceptar la consagración al culto cristiano de la mezquita.
También aparece representado junto al Altar Mayor el pastor que advirtió antes de la Batalla de las Navas de Tolosa (1212) por dónde debían llegar al campo de batalla las tropas cristianas, evitando un estrecho paso que podría en peligro sus posibilidades de victoria.
Rodeando el coro, aún se conservan algunas de las columnas de mármol de la que fue mezquita Mayor de Toledo.
La Catedral de Toledo es, sin duda, testigo de nuestra cultura e historia. De gran belleza y solemnidad, su mensaje de transcendencia permanece intacto a lo largo de los siglos. Cada rincón cuenta una historia y cada historia está revestida por una obra de arte de incalculable valor.
Fotos: “Cabildo Catedral Primada. Toledo”. Autor de las fotografías: David Blázquez
Más información:
Catedral Primada de Toledo
C/ Cardenal Cisneros, 1 Toledo
Web: www.catedralprimada.es