Egipto es un destino turístico que puede parecer inabarcable por la cantidad de monumentos y atractivos histórico-culturales para el viajero. Por eso, entre la diversa oferta turística, destacamos una ruta que nos lleva a conocer el Antiguo Egipto de la mano de uno de los faraones más conocidos: Ramsés “El Grande”. En la mente de todos Ramsés II es un Yul Brynner orgulloso que persigue a Moisés hasta el Mar Rojo donde sus soldados perecen bajo las aguas. Para la historia, Ramsés II es el tercer faraón de la Dinastía XIX de Egipto y cuyo reinado se prolongó durante 66 años, dejando el legado más numeroso de los monarcas del Antiguo Egipto. En este reportaje, explorarnos algunos de los lugares que históricamente se han relacionado con el gran faraón.
Ayoun Musa se encuentra muy cerca de Golfo de Suez, mundialmente conocido por su canal que abre paso a la navegación entre el mediterráneo y el mar Rojo. Se trata de uno de los lugares donde tiene lugar uno de los pasajes más destacados del Éxodo. Tradicionalmente se ha deducido que el faraón del que escapan los judíos con Moisés a la cabeza en el relato de la Biblia es Ramsés, pero no hay pruebas que lo demuestren con certidumbre. En este relato bíblico se cuenta como Moisés se ve amenazado por la multitud quiere apedrearle porque en la travesía no hay agua para calmar la sed. Ante esta situación, el Señor se dirige a él y le indica cómo, tan solo, golpeando con su bastón la roca, el agua manará. Moisés sigue sus instrucciones y se produce el milagro.
Este pasaje hace de Ayoun Musa uno de los lugares de peregrinaje para los creyentes judíos y cristianos. El manantial se haya en un oasis en pleno desierto del Sinaí. La tierra estéril del desierto se transforma en un vergel en el que crecen los olivos, las viñas y los árboles frutales. Aún quedan en pie algunas ruinas de iglesias centenarias pero en mal estado.
Abydos es una de las ciudades estado más importantes del antiguo Egipto y se localiza en el norte del Alto Egipto. Se considerada sagrada desde la época predinástica ya que Abydos fue el lugar elegido por Upuaut, el dios con cabeza de chacal, para abrir el camino al mundo de los muertos. Se cree que la mayor parte de la ciudad antigua de Abydos permanece bajo tierra, sin explorar y que pudo ser una de las ciudades estado más grande, llegando a ocupar una superficie de 8 Km. Abydos fue el lugar elegido por faraones de la primera y segunda dinastía, 3000-2890 a.C. y finales del 2686 a.C., respectivamente, para erigir sus enterramientos. Los arqueólogos creen que entre esas tumbas también se encuentren enterramientos de miembros de las clases altas.
Desde los tiempos del Imperio Medio, hace más de 3.000 años, en Abydos se rendía culto a Osiris, dios del ultra mundo. Se construyeron multitud de templos en su honor, el mayor de ellos es el Templo el que lleva su nombre y del que aún solo se han descubierto dos capas de sucesivas construcciones y, probablemente, queden por salir a la luz otras edificaciones más antiguas de este templo. Pero Abydos es más conocido por el Templo de Seti I, padre de Ramsés II. Seti I restauró la paz tras el convulso reinado de Akenatón y reconquistó los territorios vecinos perdidos y ordenó construir el templo que hoy es la imagen icónica de la ciudad.
A pesar de tratarse de uno de los proyectos más espectaculares del reinado de Seti I, este no consiguió verlo terminado, siendo su hijo Ramsés II el que lo haría en su honor.
Se alza sobre terrazas que nivelan la pendiente. La inferior se abre a un lago artificial, frente al cual se elevan una fila de pilares cuadrados. En la entrada aun se pueden ver algunos de los relieves en los que aparece Ramsés II y en el segundo nivel se conservan algunas estatuas dañadas. Dos salas hipóstilas, una exterior, cubierta con relieves que representan a Ramsés, y otra interior, de época de Seti II y con relieves de gran calidad, dan paso a siete santuarios donde se conservan los mejores relieves de este monumento. Detrás de estos se encuentran otros santuarios con tres capillas dedicadas a Isis, Seti y Horus con coloridos relieves desteñidos por el paso del tiempo. Desde allí se desemboca en la Galería de los Reyes donde diversos grabados de Seti y Ramsés II y tras una puerta, el cenotafio de Seti I.
En la orilla occidental del Nilo, frente a Luxor, se encuentra en majestuoso Valle de los Reyes. Aunque resulta difícil destacar solo algunos lugares a visitar, la tumba de Ramsés “el Grande”. Lamentablemente la tumba no se encuentra en un estado óptimo dado que a lo largo de los siglos ha sufrido inundaciones. Junto a él también se enterraron los restos de su sucesor y otros de sus hijos. El templo del Ramseum, situado en la antigua necrópolis de Tebas, debe su denominación al nombre elegido por su descubridor: Jean-François Champollion, el primer occidental en descubrirlo y en apreciar los relieves relacionados con la vida de Ramsés II. Se trata de un edificio dedicado al culto funerario y construido según el estilo arquitectónico del Imperio Nuevo. Junto a él se encuentra un templo más pequeño dedicado a la madre del faraón, Tuya, y a su mujer, Nefertari.
Abú Simbel es uno de los lugares más visitados de Egipto. El complejo de templos situados hoy en Abú Simbel fueron trasladados desde su original ubicación hasta la actual en 1968 ya que el terreno donde estaban se encuentra hoy bajo las aguas de la presa de Abu Simbel. Este complejo permaneció durante siglos olvidado hasta que en el siglo XIX, cuando se redescubrió. En 1979 fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. La fachada del Gran Templo es una de las imágenes más conocidas de Egipto. Las cuatro estatuas de Ramsés que flanquean la entrada son una muestra del poder del faraón y una manera de amedrentar a los enemigos.
Se trata de una construcción excavada en la roca en cuyo interior se construyeron una serie de salas que desembocan en un santuario en el que las estatuas de los tres dioses comparten ubicación con la de Ramsés, que se consideraba también parte de la divinidad. Dos días al año el sol llega al fondo de la sala e ilumina la cara del faraón. El templo menor es el dedicado a la diosa del amor y a la esposa del faraón, Nefertari. La fachada está presidida por estaturas de Ramsés y de Nefertari y también está excavado en la roca.
Menfis fue la capital De Egipto durante el Imperio Antiguo. Fue fundada por el rey Menes cerca del delta del Nilo y elegida por la fertilidad de sus tierras. Aunque posteriormente se abandonó como capital hasta que Ramsés II relanzó la ciudad. Hoy Menfis es conocido como un museo al aire libre por sus dimensiones y la importancia del legado que alberga. La colosal estatua de Ramsés II es todo un homenaje al faraón. Su descubrimiento para los occidentales se realizó en el siglo XIX. El italiano Giovanni Battista Caviglia la encontró en seis piezas y se trató de llevar al Museo Británico pero las dimensiones imposibilitaron la misión. Este coloso mide más de 10 metrox y pesa unas 83 toneladas, a pesar de carecer de parte de las piernas y los pies.
Muy cerca de la entrada del delta del Nilo se encuentra la necrópolis de Saqqara. En esta necrópolis se encuentra el Serapeum, o el templo funerario del dios Apis. Esta edificación tenía como fin enterrar a los bueyes y fue ordenado construir por el príncipe Jaemuaset, el cuarto hijo de Ramsés II. En las veinte cámaras mortuorias se encuentran los ataúdes construidos, cada uno de ellos, en una sola pieza de granito y, en su interior, las momias de los bueyes. Aunque no forma parte del legado de Ramsés, uno de los monumentos más llamativos de esta ciudad es la pirámide escalonada de Djoser. Su forma se considera una evolución de las mastabas, una pirámide de seis escalones y construida con tierra arcillosa. Además de esta en la necrópolis se pueden visitar las mastabas de Ti, Kagemni y Ptahhotep, La pirámide de Teti, el fundador de la sexta dinastía y la tumba de Mereruka.
Según algunos historiadores los numerosos monumentos referentes a Ramsés II que se encuentran el ciudad de Tanis se hayan en otros emplazamientos y en época posterior al faraón fueron trasladados. El auge de Tanis se dio durante las dinastías XXI, XXII y XXIII, dinastías posteriores a la de Ramsés II. En su recinto amurallado cual se encuentra el Templo de Amón y el de Horus, y extramuros se encuentran los Templos de Mut y Jonsu.
Tanis fue el lugar elegido por los reyes de las dinastías antes mencionadas como lugar de enterramiento. Por suerte, estos permanecieron intactos hasta su descubrimiento en el siglo XX, por lo que conservan su ajuar y las pinturas de las paredes en las tumbas de Psusennes I, Amenemopett, Osorkon III, Sheshonq III y dos enterramientos anónimos.