Como en casi todas las ciudades españolas, tan llenas de historia, es muy recomendable visitar la «parte antigua» de A Coruña. Un recorrido por sus calles nos hace evocar las etapas de su historia y nos lleva hasta épocas tan dispares de la ciudad: desde el Medievo al Barroco, pasando por el Renacimiento. En el caso de A Coruña, preciosa ciudad gallega, la ciudad vieja ocupa sólo una parte de la península que se mece en contacto con el océano Atlántico.
Una vez en ella, y desde lugares tan bonitos como el jardín romántico de San Carlos, apreciaremos el Magnus Portus Artabrorum romano. Este jardín levantado en un lugar prominente en el centro de una fortaleza elevada al resguardo de los vientos que tanto soplan por la zona, alberga el sepulcro del general inglés Sir John Moore, muerto por las tropas francesas que atacaron la ciudad de A Coruña en 1809. Recordada siempre por los lugareños, la Batalla de Elviña siempre está presente en este lugar, con el mar como testigo. La sepultura sirve de inspiración a la gallega más universal, Rosalía de Castro, que le dedicó preciosos versos.
A Coruña pertenece a la Comunidad Autónoma de Galicia y es la capital de la provincia homónima. Importante puerto histórico, se sitúa en la costa noroeste de la Península Ibérica, en las Rías Altas. El centro de la ciudad se extiende sobre una península unida a tierra firme por un estrecho istmo, por lo que presenta dos fachadas marítimas distintas: la portuaria (hacia la ría de La Coruña, de aguas tranquilas) y otra de mar abierto, hacia la Ensenada del Orzán, y sobre la que se extienden las principales playas urbanas (Riazor y Orzán).
En la Ciudad Vieja (objetivo de nuestra visita) conviven tiendas de anticuarios, que han elegido un emplazamiento singular acorde con los objetos que venden, tascas, restaurantes con encanto… y por la noche se convierte en otra de las zonas de copas y ambiente de la movida coruñesa.
La parte vieja de la ciudad conserva las residencias y casonas más nobles de las familias aristocráticas lo que le concede un aire de distinción del que sus habitantes actuales, desde ejecutivos a políticos o artistas se enorgullecen. Entre ellas podemos citar el Palacio de los marqueses de San Martín de Hombreiro en la calle del Parróte, 14; la mansión familiar de la escritora coruñesa Doña Emilia Pardo Bazán, sede de la Real Academia Galega, en la calle Tabernas, 11; el palacio Cornide, frente a la plaza de Santa María, según la moda cortesana francesa de Luis XV; la casa donde vivió el matrimonio formado por Manuel Murguía y Rosalía de Castro con sus hijos, recordado en la fachada con una placa en Príncipe, 3; la mansión de los marqueses de Camarasa, hoy Gobierno Militar, donde pernoctó Carlos I al venir a la ciudad, en la calle Veeduría, 2.
Este asentamiento romano bautizado como Brigantium ha estado delimitado por unas amplias fortificaciones dentro de las cuales se desarrolló una población militar y administrativa. Aquí surgieron los antiguos gremios que todavía perduran en los nombres de las calles como Herrerías, Tinajas, Zapatería, Veeduría, Cortaduría… Nuestra andadura comienza en la angosta calle de Santiago, junto a la iglesia románica del mismo nombre, el segundo monumento más antiguo de la ciudad después de la Torre de Hércules. A ella llegaban los peregrinos que, procedentes del Norte de Europa e Islas Británicas, seguían la famosa y concurrida ruta marítima jacobea o Camino Inglés desde el siglo XIV al XVII.
En su antiguo atrio, presidido por una imagen ecuestre del Apóstol Santiago ataviado de caballero, tenían lugar las reuniones del Concejo de la Ciudad, celebradas a «son de campana» durante los siglos XIV y XV. Si las malas condiciones meteorológicas lo exigían se trasladaban al convento de Santo Domingo. Este último alberga la capilla de la Virgen del Rosario patrona de la ciudad. Esta dársena coruñesa también vio partir en el año 1803 a la expedición del ilustre médico Francisco Javier Balmis para llevar la vacuna de la viruela a América en la corbeta María Pita. Vinculada al origen medieval de la ciudad surge la Colegiata de Santa María del Campo.
Edificada en el siglo XIII, su portada principal está ornamentada con una Epifanía o Adoración de los Reyes simbolizando el largo camino que los viajeros han realizado para alcanzar nuestras tierras. En el interior admiramos una anunciación gótica enraizada con la leyenda popular que narra que el mar cubrirá la ciudad hasta la altura del dedo índice del arcángel Gabriel. Amenaza neutralizada por la presencia en el templo de la imagen de la Virgen María apoyada sobre un león, que salva la ciudad.
En sus inmediaciones se encuentra el Museo de Arte Sacro contenedor o cofre de la arqueta eucarística de plata donada por Doña María Ana de Neoburgo que pernoctó en esta urbe con motivo de su enlace matrimonial con el último Austria, el rey Carlos II, en 1690.
Un rincón especial lo forma el convento de las Bárbaras, cenobio e iglesia fundados en la Baja Edad Media bajo la advocación de Santa Bárbara, patrona de la ciudad en tiempos de tormenta. Formaban una comunidad femenina franciscana, que ingresa en la orden de Santa Clara en 1912. Este sereno y apacible lugar posee un relieve del Juicio Final con la representación del sol y la luna junto a San Miguel pesando las almas en la balanza.
Llegamos a la plaza de la Harina, conocida hoy como plaza del General Azcárraga, ministro del gabinete de Cánovas del Castillo que reintegró a la ciudad su Capitanía General. La fuente del Deseo en el centro y la Capitanía General, palacio neoclásico construido en 1740 para ser la sede de la Audiencia y Capitanía General del Reino de Galicia, la ornamentan espléndidamente. Este recorrido nos evoca históricas leyendas desde la figura imperial de Carlos I, que convoca las Cortes de Castilla de paso para Inglaterra en 1520 en la iglesia de la Orden Tercera y el convento de San Francisco, hasta ¡lustres huéspedes como el futuro rey Felipe II, de viaje a las Islas Británicas en 1554 para contraer matrimonio con la reina María Tudor.
Eran tiempos de invasiones, como la del almirante inglés Sir Francis Drake que atacó con su navío el puerto y al que se enfrenta María Pita, mujer del pueblo y vecina de la calle Herrerías 28, actual Casa Museo de María Pita; que con su valerosa defensa se convierte en la heroína local. Los restos fortificados de aquel viejo recinto amurallado asoman hoy en la zona del Parrote con el bastión de San Carlos, el Castillo de San Antón, las tres Puertas (Parrote, el Clavo y San Miguel) y los paramentos a espaldas del Hospital Abente y Lago y parque del Rectorado – antigua sede de la Real Maestranza desde el siglo XVII y lugar de fabricación de armas para el ejército – actualmente ocupado por el Rectorado de la Universidad de A Coruña.
Para terminar, recomendamos una visita al símbolo de la ciudad, la Torre de Hércules. Según la leyenda, Hércules luchó contra Gerión, un rey venido de Troya. Hércules, que le venía persiguiendo desde Cádiz, al encontrarle en la península coruñesa, mantiene con él una lucha cruel de la que sale vencedor Hércules, decapitando al vencido Gerión en una pequeña península llena de grandes piedras, junto al mar. En honor al enemigo vencido, edificó encima la famosa Torre, que figura en el escudo de La Coruña desde 1521.
Si es este el origen no, no está muy claro, pero sí que fue reedificada por los romanos en el S. II. En una inscripción en la piedra consta el nombre de C. Servius Lupus, arquitecto de la región de Lusitania, en la provincia romana de Hispania. En esa inscripción aparece la dedicatoria del monumento a Marte Augusto. La fachada actual es fruto de la remodelación neoclásica efectuada en el S. XVIII. La Torre de Hércules, Patrimonio de la Humanidad, es el único faro romano del mundo en funcionamiento.
Otros lugares de interés son el Museo Provincial de Bellas Artes que posee colecciones de pintura y escultura, artes gráficas, partituras musicales, cerámica y numismática. También la Casa del Hombre (Domus) inaugurada en 1995, diseñada por el arquitecto japonés A. Isozaki, que está concebida como un museo interactivo sobre el ser humano. Fuera de la Ciudad Vieja, a los pies de la ensenada que actualmente ocupa el puerto, como hemos dicho podemos encontrar el Castillo de San Antón, vieja fortaleza que sirvió como defensa de la ciudad desde su construcción en el siglo XVI hasta el siglo XIX, que empezó a ser utilizado como cárcel hasta que en el año 1963 se rehabilitó para convertirlo en el Museo de Historia de la ciudad.
El Turismo en A Coruña ha ido en aumento en los últimos años. Uno de los impulsores de este turismo es el paseo marítimo que bordea toda la ciudad. Existe además un tranvía y un carril bici que lo recorre en la mayor parte del trayecto. Contemplamos el mar mientras nuestra mirada se pierde en recuerdos de batallas y tiempos pasados. A Coruña es un lugar ideal para descansar unos días del ajetreo diario de las grandes urbes. Un lugar amable y callado que aguarda nuestra presencia.
Nuestro agradecimiento a la Oficina de Turismo del Ayuntamiento de A Coruña