Cruzar el río Moldava sobre el puente de Carlos IV, recorrer la «Ruta real», desde el centro histórico de la ciudad hasta el Castillo de Praga… el Museo Nacional, el Museo Judío. Cada rincón de Praga es especial y la variedad de estilos arquitectónicos en sus edificios hace de la ciudad un crisol de innegable belleza.