DISFRUTA DE TU PROPIO “GIRO” EN VALLE D’AOSTA.

No es de extrañar que las rutas de Valle d’Aosta sean favoritas para muchos amantes del ciclismo ya que con sus carreteras, pendientes y puertos de montaña esta región alpina ha sido en numerosas ocasiones el escenario de etapas estrella del Giro de Italia.
Sin embargo, no hace falta tener un nivel profesional en este deporte para poder practicarlo: en Valle d’Aosta hay rutas adecuadas para todos los niveles y gustos, con distintas variantes tanto de dificultad como de longitud del recorrido.

Recorridos para amantes de los retos
Los más deportistas buscarán la alternativa que les proporcione más retos y en Valle d’Aosta es posible encontrar rutas que suponen grandes desafíos.

El recorrido que va de Pont-Saint-Martin a Gressoney-La-Trinité es uno de los muchos retos que Valle d’Aosta propone a los amantes del ciclismo. La ruta recorre el Valle de Gressoney, un valle que comienza con un estrecho paso y se abre al llegar al Monte Rosa. Frontera natural con Suiza, el Monte Rosa es una montaña particularmente espectacular, con 28 puntas que superan los 4.000 metros.

Otro desafío para los ciclistas es el camino que va desde Châtillon hasta Breuil-Cervinia, a lo largo del valle que lleva a las pendientes del monte Cervino, con un desnivel de casi 1.500 metros. El recorrido pasa por varias poblaciones y roza joyas como Chamois, un pequeño pueblo alpino que sólo puede alcanzarse a pie o en teleférico. Además, este recorrido permite apreciar especialmente la hermosa silueta del monte Cervino.

Hasta Francia por el paisaje más natural
Para los amantes de la naturaleza y de la historia, sin duda la ruta más aconsejable es la que va desde Pré-Saint-Didier hasta el puerto del Pequeño San Bernardo, que en menos de dos horas lleva al viajero hasta Francia por el paisaje más natural. Esta zona era famosa ya entre los romanos por sus aguas minerales, que surgen de la roca a 36° grados y alimentan las termas de Pré-Saint-Didier.

Éste es uno de los caminos menos transitados de Valle d’Aosta. En la subida hacia el puerto del Pequeño San Bernardo, el único pueblo que se encuentra es La Thuile, situado en una amplia cuenca protegida por espesos bosques y dominada por la imponente presencia del Rutor y su glaciar. Al encontrarse en la carretera que lleva a Francia, La Thuile se constituyó como un punto estratégico que, de hecho, fue parada de la vía romana de las Galias.

Asimismo, y para completar esta ruta ciclista-cultural, son especialmente interesantes los restos de un crómlech prehistórico en la frontera italofrancesa. Además, poco después de cruzar la frontera, se encuentra el jardín botánico “Chanousia”, fundado por el abad Chanoux en 1897.

Un desafío para los más atrevidos
Los amantes del ciclismo no sólo tienen la carretera para recorrer. Durante el verano, algunas estaciones de esquí cierran para reconvertirse en instalaciones donde puede practicarse el downhill.

Esta modalidad extrema de mountain bike se practica con bicicletas de cuadro robusto y cascos similares a los de motocross dada su peligrosidad, y Valle d’Aosta da a sus practicantes el mejor escenario donde poder practicarla.

Para más información, visite: www.alpsaosta.com