El espacio se distribuye en torno a un patio donde también se extiende una gran barra decorada con luz indirecta y botellas de cristal vacías de tonos verdes.
Durante el día, toma protagonismo su gran porche de madera con vigas al aire que garantizan la sombra en los calurosos mediodías del verano. De noche, la atmósfera es cálida gracias a una acertada y suave iluminación.
Este es el escenario de una terraza donde, si bien la puesta en escena es importante, la nota se la lleva una oferta gastronómica que no ha dejado de dar qué hablar desde que inaugurara el restaurante en verano de 1995. Fiel a sus premisas iniciales, está basada en el recetario asturiano convenientemente renovado, donde se han recuperado platos de tradición. Entre sus especialidades cabe destacar las Anchoas del Cantábrico calibre 000 –con certificado de calidad que se limpian y filetean a mano- pescados como el Pixin, carnes rojas a la parrilla, y por supuesto, la Fabada de cosecha propia con compango casero.
Su propuesta más fresca viene de la mano de platos como el Bogavante en ensalada, una selección de verduras frescas de temporada, Asadillo de pimientos o su amplio surtido de quesos (Vidiago, Peñamellera, Ahumado de Pría, Afuegal Pitu Rojo, La Peral, Cabrales) todo un homenaje a tierras asturianas.
Para armonizar este menú cuentan con una carta de vinos que recoge más de 100 referencias. Espumosos, rosados, blancos –organizados en secos, afrutados y con cuerpo- y tintos, apartado donde toman protagonismo los Rioja y Ribera del Duero, pero que también atiende a otras D.O. nacionales y Vinos de la Tierra. Su selección de postres caseros y variedades de té también son significativas.
Precio medio: 45 – 50 €
Horario de cocina: de 13’00 a 23’00
Cierra domingos noche
Parking propio y servicio de aparcacoches.