Arequipa, declarada Patrimonio Cultural de la Humanidad por la UNESCO en el año 2000, cuenta con un centro histórico repleto de lugares de visita imprescindible. Tal es el caso del Monasterio de Santa Catalina, uno de los edificios religiosos más fascinantes de Perú. Y es que este convento, con sus 20.000 km2, “es una pequeña ciudad dentro de la ciudad”, con sus estrechas callejas, pequeñas plazuelas llenas de árboles y bellos patios. Fue fundado para las monjas de clausura en 1580 y hoy es visita obligada para los amantes del arte y, también, de la fotografía, por su enorme atractivo visual.
Otros lugares de interés en la ciudad son la Plaza de Armas y la Catedral de estilo neoclásico; el pintoresco barrio de San Lázaro, el más antiguo de la ciudad, caracterizado por sus callejuelas y pequeñas plazas que dan paso a amplias casas; la Iglesia y los Claustros de La Compañía, representativo de la arquitectura religiosa del siglo XVII; o la Plaza de Yanahuara, donde se encuentra la iglesia de San Juan Bautista, una de las más importantes de la ciudad.
Pero Arequipa también destaca por su gastronomía. Su cocina es una de las más afamadas de Perú, y puede disfrutarse de ella en las llamadas picanterías, restaurantes tradicionales con cocinas de leña. En la mesa arequipeña no puede faltar el rocoto relleno (rocoto horneado relleno de picadillo de carne, especias, queso, huevo y leche), el caldo blanco (sopa de lomos de cordero, papa, choclo, garbanzo, chuño y especias), o el adobo arequipeño (carne de cerdo adobada con chicha y especias, cocida a la olla). Para finalizar, un delicioso postre, queso helado arequipeño realizado a base de leche fresca.
Arequipa es punto de salida para numerosas excursiones, donde la naturaleza es la protagonista. Sin duda, la más popular es la excursión al Valle y el Cañón del Colca, donde se aúnan riquezas naturales e historia viva y al tiempo que puedan practicarse deportes de aventura como canotaje, andinismo, bicicleta de montaña, caminatas, etc. Otra visita indiscutible nos lleva a la Reserva Nacional Salinas y Aguada Blanca, donde el paisaje de volcanes, ríos, salinas y caprichosas formaciones rocosas es simplemente espectacular. Por su parte, el Valle de Cotahuasi alberga una gran biodiversidad y variedad paisajística que nos lleva a descubrir lugares como los nevados Coropuna y Solimana, la catarata de Sipia y sus aguas termales, y el cañón de Cotahuasi. También cabe destacar el Santuario Nacional Lagunas de mejía, humedal que alberga ocho hábitats diferentes y es punto estratégico para más de 200 especies de aves migratorias.
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