Hasta hace una década, el edificio sirvió como concurrido mercado de frutas y verduras, quedando en desuso desde entonces. A raíz de que la compañía Gran Bazar de Jerusalén Este decidiese renovar el mercado para abrir un restaurante, los arqueólogos iniciaron los sondeos.
La estructura, de la cual sólo se expone una pequeña parte en la excavación, parece extenderse a través de una superficie de 15 dúnames* (1,5 hectáreas). La construcción de 1.000 años de antigüedad, se caracteriza por enormes pilares y bóvedas de crucería de hasta 6 metros de altura, que nos da una imagen de un gran salón compuesto por pilares, habitaciones y salas pequeñas.
*Un dunam (del turco otomano) es una unidad de superficie equivalente a la cantidad de tierra que un hombre podía arar en un día, por lo que variaba considerablemente de unos lugares a otros. Sin embargo, varios países, entre ellos Israel la unificaron dándole una equivalencia de 1.000 m2.
Renee Forestany y Amit Re’em, directores de la excavación han comentado: «Hemos aprendido sobre el hospital a partir de documentos históricos contemporáneos, la mayoría escritos en latín”. En ellos se menciona un sofisticado hospital, construido por la orden militar cristiana conocida como la Orden Hospitalaria de San Juan de Jerusalén, y llamado por su nombre en latín Los Hospitalarios. Sus integrantes juraron cuidar y vigilar a los peregrinos de Tierra Santa y cuando fuese necesario unirse a los combatientes cruzados como unidad de élite.
El hospital se dividía en diferentes alas y departamentos, según la naturaleza de la enfermedad y la condición del paciente – similar a un hospital moderno. En situaciones de emergencia podía albergar y tratar hasta un máximo de 2.000 pacientes. Allí eran tratados hombres y mujeres de distintas religiones, incluso se asegura que los pacientes judíos recibían alimentos kosher. Sin embargo, eran bastante ignorantes en todos los aspectos médicos e higiénicos (un testigo afirmó que a un soldado se le amputó una pierna que tan sólo tenía una pequeña herida infectada – no hace falta decir que el paciente murió). La Orden también se sirvió de médicos musulmanes, cuyo prestigio ya era reconocido en la época
El hospital funcionó también como orfanato, donde eran llevados los recién nacidos abandonados, incluso cuando nacían gemelos, uno era entregado allí. Los huérfanos fueron tratados con gran cariño y al llegar a adultos pasaban a servir a la Orden.
Saladino, gobernante de la dinastía Ayyubid que vivía cerca del hospital, tras la derrota de los cruzados renovó y mantuvo la estructura, permitiendo que 10 monjes cruzados residiesen allí y atendiesen a la población de Jerusalén.
El edificio se derrumbó durante el terremoto de 1457, quedando enterrado bajo sus ruinas y permaneciendo así hasta la época otomana. En la Edad Media se utilizaron partes de la estructura como establo, pues han sido encontrados en las excavaciones huesos de caballos y camellos, junto a una enorme cantidad de metal utilizado para herrar los animales.
El magnífico edificio se integrará en un restaurante, programado para ser construido en el lugar y cuya apertura está prevista para finales de este año.
Crédito fotografía: Yoli Schwartz, cortesía de la Autoridad de Antigüedades de Israel