Cuenta la historia que el lugar donde hoy en día se asienta la Catedral de Santiago fue un mausoleo romano en medio del bosque en el que se dio sepultura a los restos del Apóstol Santiago, uno de los doce discípulos de Jesucristo. Hermano de Juan el Evangelista, Santiago fue el primer Apóstol martirizado, degollado por orden de Herodes Agripa hacia el año 43 d. C. en Jerusalén. Su cuerpo fue trasladado hasta tierras gallegas, lugar de culto escondido para una pequeña comunidad cristiana.
Así, en la clandestinidad y el posterior olvido, pasaron los siglos, hasta que en la primera mitad del siglo VII se produjo el descubrimiento de las reliquias del Apóstol por parte de un ermitaño “guiado por signos celestiales”. El obispo de Iria Flavia tuvo conocimiento del hecho e informó al rey astur Alfonso II, quien ordenó levantar una capilla junto al antiguo mausoleo para honrar los restos de Santiago. En años posteriores comenzaron a establecerse los primeros pobladores y grupos monacales de benedictinos encargados de la custodia de las reliquias. Así nació la ciudad de Santiago de Compostela.
Cuando la capilla se convirtió en lugar de peregrinación se quedó pequeña y Alfonso III El Grande, a finales del siglo VII, hizo construir un templo mayor, destruido por Almanzor en 997 en su conquista de Al-Ándalus. El templo fue reconstruido a comienzos del siglo XI y sobre su base, en 1075, se produjo la construcción de la Catedral románica que hoy se conserva, siendo, por tanto, el cuarto edificio sagrado construido sobre el antiguo sepulcro del Apóstol Santiago.
En el siglo XI, Alfonso VI de León y el arzobispo de Santiago, Diego Gelmírez, fueron los grandes impulsores de la Catedral tal y como lo podemos visitar hoy en día; el Maestro Mateo, su constructor más reconocido, autor de los últimos tramos de las naves, las torres defensivas del oeste, la cripta y el impresionante Pórtico de la Gloria. Este espectacular conjunto de tres arcos, esculpido en tan sólo veinte años, dotó al atrio del templo de un poderoso simbolismo a través de más de doscientas figuras de granito, tan realistas y expresivas como nunca se habían representado en la Edad Media. Las figuras interaccionan como en un cuadro animado para componer un mensaje teológico centrado en la Salvación del Hombre.
La Catedral de Santiago fue consagrada en 1211, aunque para entonces ya gozaba del privilegio de la absolución plenaria, otorgado en 1181 por el Papa Alejandro III a todo el que visitase el templo en un Año Santo Jubilar.
Con el tiempo la Catedral de Santiago cambiaría su aspecto con elementos góticos, renacentistas y especialmente barrocos para transformar el altar mayor y la cúpula, dar forma a los órganos, trazar el lienzo de la Puerta Santa, embellecer la Torre del Reloj y alcanzar su mayor esplendor con la culminación, en 1750 de la magnífica fachada del Obradoiro.
El espacio interior de la Catedral de Santiago se organiza sobre la tradicional planta de cruz latina con tres naves por brazo. Es un conjunto heterogéneo de espacios y elementos estéticos que ha sido escenario de toda clase de episodios históricos: coronación de reyes, acuartelamiento de tropas franceses durante la Guerra de Independencia, conspiraciones políticas, ataques, expolios, solemnes ofrendas, etc. Pero, sobre todo, la Catedral nunca ha dejado de recibir las incesantes peregrinaciones hacia la tumba del Apóstol Santiago.
El Botafumeiro, enorme incensario usado desde la Edad Media como instrumento de purificación de una catedral en la que se apiñaban las multitudes, es hoy, ochocientos años después, objeto de contemplación, maravillando a los presentes cuando, tras la Comunión, suena el Himno del Apóstol en los órganos barrocos y este gigantesco tesoro comienza su asombroso recorrido pendular frente al altar mayor, para elevarse hasta casi rozar la bóveda del transepto.
En el altar mayor tiene lugar la Misa del Peregrino, todos los días a las 12, ritual que cumplen los fieles, subiendo por las escaleras al camarín. La costumbre de dar un abrazo al Santiago sedente con esclavina de peregrino, figura románica del s. XIII, y admirar la vista de la nave principal es el final perfecto para nuestra estancia en un lugar lleno de historia, lleno de belleza y de vida. Mucha vida.
La Catedral de Santiago es un santuario abierto todos los días del año, de 7:00h a 20:30h. Acceso por la puerta de Platerías. Cuenta con un servicio de alquiler de audio guías que permiten realizar de manera individual un recorrido guiado a través del interior de la basílica y de las diferentes salas de la Colección Permanente del Museo.
Más información:
Fundación Catedral de Santiago
Casa do Deán, Rúa do Vilar – 15705 Santiago de Compostela
Teléfono:981 569 327